Marcos 16: 19-20
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba
en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían.
Amén.
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
Hoy jueves 26 de mayo se cumplieron 40 días desde que conmemoramos la Resurrección del Señor,
durante esos días estuvo presentándose ante sus discípulos con pruebas
indubitables de que había resucitado. Comió, bebió, interactuó con ellos,
incluso permitió que le tocasen. Su gloria se manifestó a ellos durante esos 40
días, pero después de ello los llevó a Betania, al Monte de los Olivos, y ahí
les dijo aquellas icónicas palabras: Id por todo el Mundo y predicad el
Evangelio a toda criatura. Les dio una tarea, y ahora Él gloriosamente es
elevado por encima de todos los hombres hasta el glorioso Cielo donde mora el
Padre y los santos ángeles. Ahí Él es coronado de Gloria y Honor. Y desde ahí
infunde aliento y guía a su Iglesia en la Batalla por el Reino. Hoy se celebra la Ascensión, veamos qué cosas tan maravillosas tiene que
decirnos la Palabra para fortalecer nuestra fe y animar nuestros corazones.
1.
EL SEÑOR ENTRA EN EL CIELO.
Las
Escrituras son enfáticas: “El Señor fue recibido arriba en el cielo”. Cristo
había venido a cumplir una tarea, una que había sido anunciada desde que el
hombre cayó. “la simiente de la mujer le aplastará la cabeza a la serpiente”
(Génesis 3:15). Él venía a destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8) y lo
logró. Desde el mero comienzo de su vivir en este mundo Él comenzó a destruir
las obras del diablo: Herodes, un instrumento de Satanás, no pudo destruir al
niño que había nacido (). Sanó ciegos, limpió leprosos, liberó poseídos,
alimentó a los hambrientos, dio vida a los muertos, todo ello eran señales de cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él (Hechos
10:38). Los oprimidos por el Diablo, los esclavos del pecado, los que vivían en
el reino de las Tinieblas, fueron liberados por Jesucristo. En aquella cruz,
sus enemigos fueron completamente desarmados. Todo reclamos legal que ellos
pudieran tener sobre el hombre, había sido destruido por Jesucristo, Él pagó la
deuda que el hombre había tenido con Dios. La muerte, la paga por el pecado,
fue liquidada. El imperio del mal ya no tenía fuerza ni poder sobre los
hombres, fue vencido por Cristo. Con su gloriosa resurrección aseguró para
nosotros, sus preferidos, la gran y maravillosa vida eterna. Porque así como Él
se levantó de entre los muertos, nosotros también seremos vueltos a la vida por
su Poder.
Ahora,
este Señor victorioso es exaltado. Es elevado por encima de todos los hombres,
de todos los seres, de todas las criaturas y recibido en el Cielo. Él vivió una
total humillación para poder ganar su guerra, para ganar la victoria. Ahora Él
es elevado a una posición de Honor. Es laureado con el premio de la Gloria. De
tener su cabeza gacha y en silencio ante Pilato, hoy se yergue victorioso a los
más altos cielos. De haber visitado las más profundas partes de la tierra al
ser sepultado, hoy se eleva glorioso hacia las más dignas alturas que
corresponden a un Señor. Ya no hay otro nombre ante el cual deban inclinarse
los hombres. No hay otro al que puedan llamar Señor, porque solamente Él es
digno de ser catalogado con ese título. Él fue “recibido arriba en Gloria”.
2.
EL SEÑOR SE SIENTA EN EL TRONO.
Pero
también dice que “El Señor se sentó a la diestra de Dios”. Entró al Glorioso
Cielo, pero en una marcha triunfal y entre los vítores de los ángeles, la
mirada orgullosa y digna de su Padre tomó posesión del lugar que le
corresponde. Un trono. El Padre, quien es el Gobernante universal de la
creación, ha delegado en el Hijo el Gobierno de esta. Es Él quien dirige y guía
el destino de todo lo que sucede, pero también es a Él a quien deben someterse
todos los hombres. En sus manos está el acontecer diario de cada ser humano.
Por su voluntad se suceden el día y la noche. Por su Palabra-Ley es sostenido y
dirigido este mundo para su Gloria. Él ha dicho: “Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra” (Mateo 28:18)
Con lo que quiso decir que Él es quien tiene toda la Autoridad y quien debe ser
reconocido como Señor y Rey en todo lugar. En ese Trono él dirige todo lo que
sucede y exige a todos los hombres que se sometan a su designio: “se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí
en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus
pies” (Hebreos 10:12-13). No hay ninguna criatura que no deba confesar que
Él es el Señor, ni un solo aspecto de la vida que no deba estar sometido al
Señor. Cada parte de la vida, como lo vimos en las predicaciones de Hechos,
debe someterse al Señorío de Cristo, ya que a Él “le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos,
naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca
pasará, y su reino uno que no será destruido.” (Daniel 7:14). Este es
nuestro Rey. Él, quien está sentado a la diestra de Dios, es quien tiene todo
el dominio sobre todos los hombres y mujeres, ángeles y demonios, sobre las
instituciones como el matrimonio, la familia, el estado, la iglesia, la
empresa, los sindicatos, las organizaciones sociales, y las escuelas, todo le
pertenece al Señor.
Él
está reinando. Él está gobernando, ejerciendo su Poder y autoridad sobre todas
y cada una de sus criaturas. No hay un solo aspecto de la vida que no le
pertenezca a Cristo y que Él no reclame, tarde o temprano, como suyo. Solamente
Él es Rey. Tú no eres el rey de tu vida, no hay más individualismo para el
cristiano. El Estado no es el rey de la vida, en Cristo no hay más
autoritarismo. La empresa no es el rey de la vida, en Cristo no hay más
esclavitud laboral. La sociedad no es el rey de la vida, en Cristo ya no hay
socialismo. La sexualidad no es el rey de la vida, en Cristo la ideología de
género no tiene lugar. La tecnología no es el rey de la vida, en Cristo la
Tecnocracia se ha acabado. Por ello dice el Apóstol de los Gentiles: “resucitando a Cristo de los muertos y
sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este
siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es
su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” Efesios 1:
20-23
3.
EL SEÑOR AYUDA A SU IGLESIA
La
Ascensión provocó algo en los discípulos. Empezaron a predicar en todas partes.
Sí, geográficamente, comenzaron a predicar en todas las ciudades y países. Pero
también ellos comenzaron a predicar en “todas partes”. Esto me hace pensar en
que la predicación del Cristo resucitado y ascendido llenó todas las regiones
geográficas, sí, pero también todas las regiones sociales, económicas y
políticas. Porque como lo expresa nuestro apóstol: “Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas
las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas
las cosas le sean sujetas.” Hebreos 2:8. Aún no vemos que todas las cosas
le sean sujetas a Él, aún vemos personas morir, aún vemos la injusticia suceder
en este mundo, a los jueces corruptos recibir sobornos, a los policías impíos
ayudar a los narcotraficantes, a los candidatos desvivirse por el poder, y a
los ciudadanos llenando la calle Hidalgo o el Colosio y sus alrededores para
alabar a hombres y mujeres que no pueden darnos Paz. Porque aún es necesario
que todo le sea sujeto.
Por
ello Él ayuda a su Iglesia, sí, está sentado en el Trono, pero no está
inactivo. Su Reino no es un reino en la teoría solamente, sino que se
experimenta cada día por medio de la Palabra que proclamamos en cada lugar
donde estamos. Él ayuda a su Iglesia al confirmar con señales maravillosas la
Palabra que anunciamos. Él, infunde en nosotros nuevo aliento para que cada día
prediquemos sin descanso que Cristo Reina y es Señor de todos los hombres. Él
es nuestro defensor, nuestro refugio, nuestro apoyo y nuestra guía. Él no ha
dejado sola a su Iglesia, sino que cada día la alimenta, la viste, la cuida y
le otorga dones para que pueda realizar su labor para Gloria del Rey. Puedes
estar seguro, Él nos ayuda por medio de su Espíritu.
CONCLUSIÓN
Ahí,
donde Dios te ha puesto Él demanda que proclames esta gran verdad: Que Cristo
hoy está entronizado, sentado como Rey y exige que todos los hombres y mujeres
de Cd. Valles se conviertan y obedezcan su Palabra. Debes proclamar en el
Estado que Cristo es Rey y demanda que se haga justicia a todos los que sufren
por la inseguridad en nuestro País. Debes proclamar en la Empresa y el
Sindicato que Cristo es Rey y que ambos, patrón y empleado, son siervos de
Dios. Debes proclamar en la Escuela que Cristo es Rey y que tanto el alumno
como el maestro deben sujetarse a las normas de Dios para Educación. Y debes
proclamar en tu trabajo, en tu familia y tu matrimonio que Cristo es Rey y que
el único propósito de toda nuestra existencia es vivir por Él y para Él, porque
de Él somos. ¡Gloria sea al Cristo Ascendido y Entronizado!
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