Génesis 21
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
Cuando escuchamos la frase “Dios es eterno”, lo que
pensamos es en la esencia de Dios, incluso al escuchar este título, puedes
llegar a pensar que vamos a estudiar el carácter o la esencia de Dios. Hay
incluso quienes piensan que entre más conozcan los atributos de Dios, más nos
pareceremos a él. Yo creo firmemente que las Escrituras no nos hablan de
características, o la esencia de Dios, sino de las poderosas obras que Él está
haciendo a favor de su pueblo. Abraham, hizo un altar en beerseba (v. 3cuatro),
y ahí invocó el nombre de Jehová Dios eterno. Hoy conoceremos a Jehová Dios
eterno, en sus hechos, en sus actos salvíficos enraizados en el pacto.
1-7 CUMPLE LA PROMESA
El versículo 1 es hermoso, esas palabras no son únicas
en su clase. Pero sí es la primera vez que aparecen. Dios había dicho que en un
año, visitaría a Sara. Y así fue, la visitó. Es decir, actuó a su favor. Dios
había dicho que la visitaría y entonces tendría un hijo. Por ello nos dice
Moisés, de manera insistente, que hizo Jehová con Sara como había dicho. Una
vez más nos damos cuenta que el rol principal no lo lleva Sara, o Abraham, sino
Dios, quien está cumpliendo su palabra de manera puntual. Este verso enfatiza
cuán fiel es el Señor. Nos dice que todo lo que el Señor dijo que haría, lo
hizo. A lo largo de las Escrituras vemos esta misma clase de declaraciones. Por
ejemplo, cuando la tierra fue repartida por Josué, al final de su vida dijo: He
aquí, hoy me voy por el camino de toda la tierra, y vosotros sabéis con todo
vuestro corazón y con toda vuestra alma que ninguna de las buenas palabras que
el SEÑOR vuestro Dios habló acerca de vosotros ha faltado; todas os han sido
cumplidas, ninguna de ellas ha faltado. (Josué 23: 14). O cuando Salomón, al
traer el arca del Pacto al templo de Jerusalén dijo: (1 Reyes 8:56) “Bendito
sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había
dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo,
ha faltado.” Él efectivamente cumplió con Abraham, cumplió con Israel, y
cumplió con la humanidad enviando al Redentor, nuestro Señor Jesucristo. Piensa
en tu vida diaria, y dime ¿Cuántas veces has visto cumplidas las promesas del
Señor? El siempre ha estado al cuidado de su pueblo y nos salva con brazo
poderoso.
De hecho, esta salvación revelada a Sara y Abraham, se
manifiesta de manera más sorprendente cuando vemos las circunstancias del
versículo dos. No cabe duda que es Dios quien ha obrado en la vida de Sara y
Abraham. Porque aunque Abraham y Sara tuvieron relaciones sexuales, ambos eran
demasiado viejos como para poder concebir, ella incluso era estéril, y de 90
años. Tal situación hacía imposible que el hijo de la promesa naciera. Pero lo
dijo nuestro Señor: “No hay imposible para Dios”, Él no está sujeto a las leyes
del deterioro y la muerte, sino que él mismo las dirige. Cuán poderoso es
nuestro Dios, una mujer de 90 años, estéril, quedando embarazada y dando a luz
a un bebé. Mis hermanos, la fidelidad de Dios es tal, que aun a pesar de las
circunstancias él hará todo en su poder para cumplir su palabra. ¿No fue así
con nuestro Señor Jesucristo, quien nos es pre-anunciado en esta historia?
Porque si el Señor puede hacer que una mujer estéril de 90 años tenga un bebé,
¿es difícil entonces creer que una virgen haya concebido sin la participación
de un hombre? El señor literalmente mueve cielo, mar y tierra, para salvarnos,
y su intervención es continua, con tal de librarnos del imperio de la muerte y
producir en nosotros fe. Abraham y Sara recibieron lo prometido, un niño, un
varón que sería el heredero de todo, y quien pre-anuncia a nuestro Señor
Jesucristo, el varón que salvaría a toda la humanidad. (-------)
La respuesta de Abraham y Sara fue inmediata, le nombraron
Isaac. Que es el nombre que el Señor le había puesto al niño. A los 8 días lo
circuncidó, tal y como el Señor lo había mandado. La fe de Abraham a partir de
este momento es madura, porque ve la promesa cumplida del Señor y sabe que el
Señor cumple lo que promete, aunque el tiempo pase y las posibilidades sean muy
pocas. Dios cumplió, afirmó la fe de Abraham dando una maravillosa
manifestación de su gracia a él y su esposa, de esta forma Abraham debía
cumplir con su parte, la circuncisión es su parte. Nosotros también, cuando el
Señor nos da hijos, celebramos este acontecimiento trayéndolos a bautizar como
un símbolo, una señal de que este niño pertenece al Señor y goza de los
beneficios del Pacto.
Sara a su vez, da su opinión, la de una mujer cuya fe
ha sido fortalecida y con un muy buen sentido del humor: «Dios me hizo reír. Todos
los que se enteren de lo que sucedió se reirán conmigo. 7 ¿Quién
le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría a un bebé? Sin embargo, ¡le he
dado a Abraham un hijo en su vejez!». Sí, Dios la había hecho reír, de alegría
por tener un hijo en su vejez, pero también como si Dios le hubiera gastado una
broma. ¿Quién podría decir que una anciana de 90 años daría de amamantar a su
bebé? Una cosa imposible, una cosa hasta para reír. Dios tiene sentido del
humor, sí, pero son de esas bromas para reír contigo, no para reírse de ti.
Sara lo entiende, y sabe que quizá habrá gente que no se ría con ella, sino de
ella, o incluso de su hijo, y con él del pacto que Dios hizo.
8-21 ES FIEL A SU PUEBLO
Después de nacido Isaac pasaron 2 años, momento en que
los niños dejaban de ser amamantados. Abraham hizo un gran banquete cuando
Isaac fue destetado. La celebración no era para menos, el hijo prometido estaba
creciendo sano y fuerte. Las promesas del Señor siguen siendo fieles, y eso es
digno de ser celebrado. Pero algo sucedió, Sara se dio cuenta que Ismael, el
hijo de Agar, la egipcia, se burlaba de Isaac. De hecho en el hebreo no aparece
el nombre Isaac, solamente la palabra mezajek, que es un juego entre las palabras reír y el
nombre de Isaac. Ismael despreciaba a Isaac, porque él sería el heredero de
todo lo que Dios le había prometido a Abraham. Ismael estaba rechazando a Isaac
como cabeza del pacto, y con él al Pacto y la promesa del Señor. De hecho,
Pablo en Gálatas cuatro utiliza toda esta situación como una alegoría respecto al
Pacto del Señor y su Pueblo. En el versículo 29 de Galatas Pablo afirma que al
igual que Ismael se burlaba de Isaac, así los judíos estaban rechazando a los
cristianos. Pablo identifica a las dos mujeres Agar y Sara, con dos pactos, con
orígenes distintos. El pacto de Agar, se refiere al nacimiento de Ismael, producto
del esfuerzo y la intervención de Abraham, en la debilidad del hombre, en la
carne. Por ello se refiere al pacto de la ley, el del Sinaí, “que depende del
poder del hombre y no genera hombres libres, sino esclavos” (Ridderbos) Por
otro lado, Sara representa el Pacto en el Espíritu, a todos los nacidos por la
obra de Dios. Al igual que el nacimiento de Isaac que fue producto de la
promesa del Señor y su intervención milagrosa, así nosotros somos renacidos a
novedad de vida por la obra del Espíritu Santo. En este sentido, la ley no nos
puede dar vida, porque únicamente nos aprisiona como esclavos a una serie de
regulaciones, el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, renueva nuestro corazón
para poder entonces obedecer al Señor en todo lo que hagamos, amándole y amando
a nuestro prójimo. Sí mis hermanos, la ley de Dios ya no se vuelve un poder
acusador y mortal que nos limita en nuestro servicio, más bien, se vuelve una
guía maravillosa para nuestros pasos, todo ello por la obra poderosa del
vivificante espíritu de Dios.
El versículo 10 nos hace ver que Sara, al ver el
comportamiento de Ismael hacia Isaac, le dice a Abraham que eche a la sierva y
a su hijo de la casa, porque el “el hijo de esta sierva no ha de heredar con
Isaac mi hijo”. Esto indica que la vida de Isaac iba a ser diferente a la de Ismael,
uno viviría por la promesa y otro por la carne. Ambas formas de vida eran
incompatibles. Ella exigía de Abraham que los expulsara. Así también aquellos
que se dirigen con base en su sabiduría, su fuerza, su astucia, capacidad
económica, son hijos de esclavitud, porque jamás podrán realmente llegar a
cambios profundos en sus vidas. Solamente aquellos que descansan en la promesa
del Señor pueden heredar el Reino prometido por él a los que le aman. Y su
promesa es muy sencilla: ¡Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo! En Cristo
tenemos libertad de la culpa y el pecado, para poder servirle en novedad de
vida. Su Espíritu Santo ahora nos impulsa para poder vivir de acuerdo a su
voluntad. Para poder alcanzar día tras día el propósito para el cual él nos
alcanzó primero: su gloria y honor.
A Abraham le parecía exagerado el asunto, él pensaba
como padre, no en la promesa (v.11). Dios tuvo que revelarse a Abraham y
decirle que el consejo de su esposa estaba de acuerdo con su voluntad, que él
como e Dios soberano había establecido que en Isaac le sería llamada
descendencia. Y le dio un consuelo, aunque Ismael no será pueblo de Dios, sí
será una gran nación, así será bendecido Ismael. Dios le estaba mostrando a
Abraham que el consejo de su esposa, entre tanto y esté de acuerdo a su
voluntad soberana debe ser escuchado y atendido. Y a la vez, le estaba
mostrando que aunque Ismael hubiera rechazado el pacto al igual que su madre,
Dios no abandonaría a Ismael, sino que lo procuraría pro amor a Abraham. La fe
de Abraham ahora es probada una vez más, y aun a pesar de sus escrúpulos como
padre, prepara pan, y un odre de agua para que Agar y su hijo se vayan. El
obedeció a Señor, aun cuando sus sentimientos más naturales le indicaban lo
contrario. ¿Cuántas veces nuestro Señor no nos pide que renunciemos a
sentimientos o relaciones válidas en cualquier otra circunstancia pero que en
lo que se refiere a la promesa son algo que estorba a su cumplimiento? Así por
ejemplo, los jóvenes y adultos solteros deben renunciar al sexo prematrimonial,
porque aunque los sentimientos de atracción sexual sean fuertes, deben
dominarlos para presentarse ante el Señor puros y santos hasta que él les llame
al estado del matrimonio. De igual forma, si un joven o hermano adulto se
siente atraído sentimentalmente por un no creyente, no es algo contrario a la
naturaleza, pero en referencia al pacto sí es algo que va contra el Señor, por
tanto el joven, la señorita, hombre o mujer que tenga un novio o novia no
creyente debe terminarlo y empezar a descansar en el Señor. Nuestra vida es una
constante prueba de fe, para aprender a vivir por la palabra del Señor y no por
la nuestra.
El caso de Agar e Ismael al salir de la protección del
pacto es deprimente, de hecho si no fuera por la intervención y el cuidado de
Dios en la vida de los no creyentes, ni siquiera se enterarían de una fuente de
agua que está cerca. El agua en el odre se terminó, iban en un desierto, y la
sed es un enemigo terrible, incluso puede matarnos, la debilidad puede hacer
que veamos borroso. Agar notó esto y puso a Ismael debajo de un arbusto y se
fue lejos para no verlo morir. El muchacho comenzó a llorar en alta voz.
¿Recuerdas lo que significa Ismael? Es Dios oye. Y Dios escuchó. Escuchó el
dolor por la sed, la debilidad y la tristeza de sentirse abandonado. El cambio
es muy notorio respecto al nombre del ángel. Antes se le llamaba angel de
Jehová, ahora se le llamó Angel de Dios. Es el mismo Señor Jesucristo
haciéndose presente antes de encarnarse. El Señor estaba tratando a Agar e
Ismael, no como parte del pacto, sino como a las otras naciones. El Dios de
todas las naciones, que vela por ellas, aunque ellas no lo tomen en cuenta a
él. Dios hace el último esfuerzo para provocar fe en el corazón de Agar e
Ismael, por lo que le dice: “«Agar, ¿qué pasa? ¡No tengas miedo! Dios ha oído
llorar al muchacho, allí tendido en el suelo. Ve a consolarlo, porque yo
haré de su descendencia una gran nación». Qué terrible es la vida de un no
creyente, al ver morir a su hijo, en lugar de consolarlo, prefiere dejarlo
solo, sin abrigo, sin protección. Y no solo esto, ella misma está desesperada,
porque sabe que su destino está dicho, no hay agua cerca, o por lo menos eso es
lo que cree. Pero el Señor le invita a confiar en la promesa que él le hizo
hace tiempo “hace de su descendencia una gran nación”. Dios entonces le abre
los ojos, le permite ver una fuente que ahí estuvo todo el tiempo, pero que en
su desesperanza y debilidad no podía ver. ¿Y no es así nuestra vida? Muchas
veces nos vemos envueltos en circunstancias que nos hacen perder de vista lo
más obvio que nos puede salvar, solo para dejarnos morir y sentir lástima de
nosotros mismos. ES en esos momentos que debemos voltear a ver las promesas del
Señor que son fieles y constantes, y su provisión que nunca faltará.
Así que el Señor rescató a Agar e Ismael, él creció y
llegó a ser un tirador de arco que habitaba en el desierto. Se casó con una
mujer egipcia. De esta forma selló su destino, él no quería nada con el pacto
de Dios con Abraham. Toda su vida se desarrollaría en incredulidad. Pero la
misericordia del Señor vendría a los moradores del desierto, y Cristo les sería
revelado como el Salvador, Sí, Cristo se reveló incluso a los árabes del
desierto.
22-3 ESTÁ CON SU PUEBLO
Por último el pacto entre Abimelec y Abraham tiene un
carácter comercial y jurídico. El interés principal es buscar a Abraham como
aliado estratégico de Abimelec. Lo que no quería Abimelec era tener a Abraham
de enemigo, tanto es así que llevó al príncipe de su ejército, Ficol. El pacto
de no agresión y el establecimiento de límites entre Abraham y Abimelec, es
sellado por un juramento, en Beerseba, que quiere decir Pozo del juramento o
pozo de siete (en referencia a las siete corderas). La búsqueda por parte de
Abimelec de este pacto es algo profético, los gentiles buscarán al Señor,
porque verán como su pueblo es bendecido. Abimelec entendió que este pacto era
necesario por una sencilla razón: DIOS ESTÁ CONTIGO EN TODO CUANTO HACES.
Cuando los creyentes comienzan a vivir en conformidad
a la promesa del Señor, cuando ordenan su vida entera de acuerdo a su voluntad,
y viven por fe, experimentan continuamente esa gracia de Dios. ¿No había estado
el Señor con Abraham cuando salió de Ur de los Caldeos? ¿No estuvo con él
cuando fue a Egipto y salió enriquecido a pesar de desconfiar de Dios? ¿No
estuvo el Señor con Abraham cuando Lot escogió la mejor tierra para él y le
dejó a Abraham el árido desierto? ¿Acaso el Señor no le dio fuerza para derrotar
a cuatro reyes y rescatar a Lot y a la ciudad de Sodoma? Hermano, dime ¿el
Señor no estuvo con Abraham cuando Melquisedec lo bendijo? Aun cuando él trató
por su propia fuerza traer un hijo por medio de Agar, estuvo con él. Dios pasó
por en medio de animales muertos para demostrarle a Abraham que él estaba
contigo. ¿No fue Dios quien le dijo: No temas Abram, yo soy tu escudo, y tu
galardón será sobremanera grande? Oh mis hermanos, aún cuando la ciudad de
Sodoma y Gomorra estaban condenadas a la destrucción el Señor le reveló a
Abraham su amigo, sus más profundos pensamientos, mostrándoles que sí, Dios
estaba con él.
¿No es así como dice la palabra respecto a su pueblo?
Entre tanto y nosotros andemos en el camino del Señor, seremos como árboles
plantados junto a corrientes de agua (Salmo 1) O también seremos llamados
pueblo sabio y entendido (Deut. 4:6) por la presencia de Dios entre nosotros.
El salmo 118 nos dice: Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el
hombre. O Pablo nos recuerda que Si Dios es por nosotros, ¿quién es contra
nosotros? Dios está con nosotros en todo lo que hacemos mis hermanos. Cristo
mismo lo dijo en Mateo 28:20: “Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes
siempre, hasta el fin de los tiempos». Sí, él, quien sufrió los más grandes
dolores, pero que siempre vivió consciente de la presencia de Dios en su vida,
él quien fue abandonado por su Padre, él
nos promete estar siempre, siempre con nosotros.
Ahora mi hermano, te pregunto ¿está claro por qué
Abraham invocó a Jehová Dios eterno? No fue por una conocimiento de la esencia
de Dios, sino porque él había experimentado, a lo largo de su historia
personal, y a lo largo de las eras, que este Dios ha guiado su camino, ha
estado con él siempre, y lo seguirá estando. Él cumplió su promesa, aun a pesar
de las circunstancias que le eran adversas. Este Dios fue fiel a su pueblo, y
le dio un nuevo principio de vida, el Espíritu, les llamó a libertad para poder
servirle en fidelidad. Y este mismo Dios está con nosotros siempre. Él nunca
nos fallará. Por eso el Salmo 48:14 nos dice de manera magistral:
«¡Éste es nuestro Dios, ahora y para siempre! ¡El Dios
nuestro nos guiará más allá de la muerte!»
¡BENDITO SEA JEHOVÁ DIOS ETERNO!
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