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EL JUEZ DE TODA LA TIERRA

 

GENESIS 19

Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola

1.      JUZGA LA VIDA PRIVADA Y PÚBLICA DE LOS HOMBRES

Habíamos dejado al Señor hablando con Abraham, mientras que los ángeles se habían ido camino a Sodoma. Llegaron a la caída de la tarde. A la vez, Lot, el sobrino de Abraham, estaba sentado a la puerta de la ciudad. Este lugar era donde se realizaban los negocios y juicios en las antiguas ciudades del medio oriente. Esto indica que Lot era considerado parte integral de la vida de Sodoma. Sin embargo no podemos decir que él ha sido absorbido por Sodoma y su cultura, Pedro testifica acerca de él diciendo que “este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos” (2 Pedro 2:8). Esto muestra que aún en medio de la cultura que lo rodeaba, llena de pecado él amaba al Señor, y se conducía según la fe de Abraham. Por lo mismo inmediatamente fu a los extraños recién llegados y les ofreció su hogar. Sin embargo los ángeles tenían una misión, por lo que rechazaban su invitación a posar en su casa. Ellos iban a quedarse en la calle. ¿Qué mejor forma de ver los actos públicos y privados de los hombres que en la vida nocturna de una ciudad? Ellos tenían que comprobar la maldad que había en el corazón de Sodoma, por ello permanecerían en ese corazón, hasta que esa maldad se manifestara. Sin embargo Lot no quería que ellos permanecieran en la calle, así que insistió en que vinieran a su casa y descansaran ahí, fue tanta su insistencia que ellos cedieron y entraron a su casa. La costumbre de aquellos lugares es ofrecer en abundancia los bienes que posees para el servicio de aquellos que se cobijan bajo tu techo, poniéndose así bajo tu protección. Era responsabilidad de aquél que brindaba hospitalidad proteger y alimentar a sus huéspedes hasta que se fueran.

La velada se vio interrumpida poco antes de acostarse los huéspedes, por una multitud enardecida por el deseo y la lujuria. Varones de todas las edades, desde el más joven hasta el más viejo, rodearon la casa de Lot, y empezaron a llamarlo diciéndole: “¿Dónde están los hombres que llegaron para pasar la noche contigo? ¡Haz que salgan para que podamos tener sexo con ellos!” (NTV). Como bien debes saber el término “conocer” es un eufemismo bíblico para las relaciones sexuales. Seguramente se había corrido la voz de que Lot había recibido a unos forasteros en su casa. Tal era la perversión de los varones de Sodoma que se juntaron como uno solo para violar a estos dos extranjeros.

Uno de los pecados de la sociedad sodomita era precisamente la homosexualidad. Pero aquí no solo vemos personas que toleran el estilo de vida homosexual, sino que todos los hombres de Sodoma habían abrazado este estilo de vida como propio. La homosexualidad son todos los sentimientos emocionales y sexuales de atracción a personas del mismo sexo y los actos que se realizan para dar rienda suelta a esos sentimientos. Tales actos son condenados en las Escrituras, al igual que cualquier otro pecado, porque vuelven al hombre en contra de Dios, al rebelarse contra las leyes establecidas por él para la vida sexual. El Señor conoce nuestros corazones, y sabe las luchas que tenemos, y por su Espíritu Santo puede guiarte a salir de este pecado, a huir del juicio divino, por su misericordia y bondad.

El hecho de que todos los hombres de la ciudad estuvieran presentes ahí para violar a estos extranjeros, nos demuestra que los hombres de Sodoma habían rechazado las leyes y normas divinas para la vida sexual y social. Los seres humanos estamos llamados para que cada día respondamos a las leyes establecidas por Dios para la creación. Entre esas leyes están las de la sexualidad humana. El varón y la mujer fueron creados para expresar su sexualidad en el vínculo exclusivo del matrimonio. Por ello nuestro Señor dijo: “Al principio Varón y Hembra los creó”, estableciendo que la vida sexual se debe dar únicamente en el vínculo del matrimonio entre un hombre y una mujer. La homosexualidad, con sus vertientes gay y lesbiana, al igual que la bisexualidad y las otras letras del abecedario LGBT, son el intento del ser humano de ir en contra de las leyes que el Señor ha impuesto sobre la vida sexual (Sal. 2). Por ello desde las universidades y las escuelas se enseña que la sexualidad no está sujeta a ninguna ley divina o matrimonial, sino que la sexualidad debe verse según la autopercepción de los individuos. No hay leyes de Dios que puedan valer para la vida sexual, por ello un hombre puede sentirse atraído por otro hombre y dar rienda suelta a su lujuria con él. El camino del Señor es muy diferente, exige de nosotros que nos neguemos a nosotros mismos, y tomemos la cruz del Señor cada día y lo sigamos (). O como Calvino decía: La Vida cristiana es una vida de arrepentimiento constante. Tenemos que ir ante el Trono de Dios buscando su gracia para poder ser liberados de nuestros pecados, no importa cuáles sean estos, solamente por la obra poderosa d eCristo Jesús podemos ser sanados de nuestra maldad.

Pero no solo habían rechazado las leyes impuestas a la naturaleza sexual del ser humano, también habían ido en contra de las normas sociales establecidas por el Señor. La ciudad de Sodoma, al igual que cualquier otra ciudad, debía ser amigable con los extranjeros, la violación grupal que estaban ideando estos varones perversos, significaba que rechazaban el recato y la dignidad de la sexualidad matrimonial, para reducir a los huéspedes a meros objetos de placer sexual para la multitud. Rebajando así la dignidad del ser humano y corrompiendo uno de los principales deberes del hombre: amar a su prójimo como a sí mismo. El ser humano, guiado por sus pasiones pecaminosas no encuentra fin a su desenfreno, hasta que por fin queda satisfecho.

Lot salió para tratar de detenerlos, pero en su afán por la hospitalidad, estuvo a punto de cometer un pecado igual o peor del que estos hombres iban a hacer. Él les dijo “Miren, tengo dos hijas vírgenes. Déjenme traerlas, y podrán hacer con ellas lo que quieran. Pero les ruego que dejen en paz a estos hombres, porque son mis huéspedes y están bajo mi protección.” Podemos buscar muchos pretextos para tratar de entender a Lot, pero la verdad es que este acto es completamente abominable. Dar a tus hijas con tal de salvaguardar la importancia de la hospitalidad. Lot había caído en una situación igual a la de los hombres de Sodoma. Mientras los sodomitas sacrificaron la hospitalidad a favor del desenfreno sexual, Lot, sacrificaba la virginidad de sus hijas a favor de la hospitalidad. Lot entonces, guiado por sus circunstancias, acorralado por el pecado que había en Sodoma, estaba dispuesto a ceder en algo. Pero las Sagradas Escrituras nos dice algo hermoso: “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos” (2 Ped. 2:9).

Estos hombres perversos rechazaron su oferta, también rechazaron toda posibilidad de entrar en razón. Amenazaron a Lot diciéndole que lo tratarían peor que a aquellos extranjeros. Empezaron a golpearle, y a querer tirar la puerta, pero los dos extranjeros la abrieron y metieron a Lot rápidamente, cerrando detrás de ellos. Así libró el Señor al piadoso Lot, que en un momento de debilidad estuvo a punto de pecar contra sus hijas y contra el Señor. Estos hombres a la vez, hicieron algo sorprendente, cegaron a los sodomitas, desde el más joven hasta el más viejo, por lo que estuvieron a tientas buscando sin hallar, la puerta de Lot.

Al estar dentro con Lot y sus hijas, se revelaron a ellos como lo que eran, mensajeros de Jehová, el Dios de Abraham. Ellos le preguntaron, ¿tienes otros hijos o yernos? Sácalos con todo lo que tienes, “porque estamos a punto de destruir este lugar por completo. El clamor contra esta ciudad es tan grande que ha llegado hasta el Señor, y él nos ha enviado para destruirla.” Quiero que notes algo muy importante, el juicio que el Señor realiza sobre los hombres impíos, es la salvación de los justos. De igual forma, cuando nuestro Señor Jesucristo regrese, su juicio sobre aquellos que no lo reconocen como su Salvador, caerá con terrible ira, pero ese juicio no caerá sobre los que se protegen en él, sino que serán salvados por su poder y su misericordia, al igual que Lot.

Lot entonces se apresuró y fue con sus yernos, aquellos habrían de casarse con sus hijas, y les advirtió, “tenemos que irnos, el Señor va a destruir la ciudad”. Pero creyeron que bromeaba. Ellos también estaban cegados. Ellos ya estaban condenados al juicio. Romanos capítulo 1 nos lo explica

“18 Pero Dios muestra su ira desde el cielo contra todos los que son pecadores y perversos, que detienen la verdad con su perversión. 19 Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente… 21 Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión. 22 Afirmaban ser sabios pero se convirtieron en completos necios… 24 Entonces Dios los abandonó para que hicieran todas las cosas vergonzosas que deseaban en su corazón. Como resultado, usaron sus cuerpos para hacerse cosas viles y degradantes entre sí. 25 Cambiaron la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así rindieron culto y sirvieron a las cosas que Dios creó pero no al Creador mismo, ¡quien es digno de eterna alabanza! Amén. 26 Por esa razón, Dios los abandonó a sus pasiones vergonzosas. Aun las mujeres se rebelaron contra la forma natural de tener relaciones sexuales y, en cambio, dieron rienda suelta al sexo unas con otras. 27 Los hombres, por su parte, en lugar de tener relaciones sexuales normales, con la mujer, ardieron en pasiones unos con otros. Los hombres hicieron cosas vergonzosas con otros hombres y, como consecuencia de ese pecado, sufrieron dentro de sí el castigo que merecían... 28 Por pensar que era una tontería reconocer a Dios, él los abandonó a sus tontos razonamientos y dejó que hicieran cosas que jamás deberían hacerse.  32 Saben bien que la justicia de Dios exige que los que hacen esas cosas merecen morir; pero ellos igual las hacen. Peor aún, incitan a otros a que también las hagan.”

Dios ha oscurecido sus corazones, porque rechazan la verdad, no quieren reconocer al Dios Todopoderoso que juzga a las naciones. La risa de los yernos de Lot no deja de ser una risa lúgubre, la risa de unos condenados que se rehúsan a creer que la muerte viene sobre ellos.

2.      JUZGA LA CULTURA DE LAS NACIONES vv. 15-29

Lot tenía fe, de eso no hay dudas, pero el camino que había recorrido para la madurez de su fe no le había llevado a una obediencia inmediata. Más bien titubeaba, él se detenía de salir de la ciudad. Quizá su riqueza era mucha, o también las relaciones sociales y políticas que tenía ahí le hacían pensar en detenerse. Todas esas cosas, muy fuertes en su corazón, le impedían huir del castigo venidero. Los ángeles se dieron cuenta, y le dijeron que se apresurara, que ya no había mucho tiempo, al ver que esto no sucedía, hicieron lo impensable: “los ángeles lo agarraron de la mano, y también a su esposa y a sus dos hijas, y los llevaron enseguida a un lugar seguro fuera de la ciudad” Fueron obligados a salir de la ciudad, Lot, su esposa, sus hijas. Los ángeles tenían una misión doble en Sodoma, traer el juicio destructor de Jehová sobre la ciudad y su cultura impía, y traer el juicio salvador de Jehová sobre Lot y su familia.

LA razón es muy sencilla, “según la misericordia de Jehová para con él”. Sí mi hermano, el Señor tuvo misericordia de Lot. El juicio que cae sobre la cultura impía no lo alcanza debido a la misericordia del Señor. ¿No es así con todos nosotros? En nuestra necedad y casi terquedad, nos negamos a reconocer la necesidad de abandonar el viejo estilo de vida, nos detenemos, contemplamos y pensamos que quizá nuestra maldad no es tan mala, podemos vivir con ella. Sin embargo, el Señor con violencia nos arrebata del gran peligro en el que estamos. Nos rescata poniéndonos a salvo de nuestra propia maldad. Nos insta desde el cielo: arrepiéntanse o perecerán, huyan de la ira venidera. Y como no hicimos caso envió a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo para arrebatarnos de las garras de Satanás quien nos ha destruido con nuestros pecados. Jesús da su vida por nosotros en satisfacción por toda la maldad que hemos cometido.  Y aunque estábamos muertos, nos toma en sus manos y nos da vida soplando sobre nosotros su Espíritu Santo. Quien infunde una nueva vida en nosotros para poder así andar en sus caminos, como él demanda. Oh mi hermano, mira la gran misericordia de nuestro Dios que ha tenido hacia nosotros, hacia ti y hacia mi, todos y cada uno de nosotros hemos gozado y gozamos aún de esta bondad.

Pero la bondad el Señor hacia Lot no solo se extendió al sacarlo de la ciudad. Sino que incluso Él atendió a la súplica que le hizo Lot. Con temor en su corazón por el juicio que se acerca Lot suplica que no le obliguen a ir a la montaña, porque piensa que ahí le alcanzará el juicio, más bien suplica que lo envíen a una aldea pequeña (Zoar) y que ahí pueda morar con tranquilidad. Mira cuanta es la bondad del Señor, que aún cuando esto podría interpretarse como falta de fe, el Señor le concede su petición. ¿Sabes por qué? Porque nuestro Señor hace que nos sintamos seguros en medio de las incertidumbres humanas. Piensa en las señales que utiliza el Señor a lo largo del A. T. para confirmar su palabra, pro ejemplo a Gedeón, quien le pide un día que todo el rocío del patio caiga dentro de un trapo, o que al siguiente día le pide que el rocío caiga en todo el patio menos donde esté el trapo, y el Señor así lo hace. O piensa también en aquél leñador angustiado que perdió un hacha prestada al caérsele al río, y en el profeta que la hizo flotar, todo para que este hombre no quedara abrumado por tal pérdida. Sí, el Señor se acomoda a nuestro entendimiento, a nuestra condición para poder propiciar en nosotros la fe.

Pero una vez que Lot, al empezar a salir el sol, llegó a Zoar, el juicio de Dios se hizo claro sobre Sodoma y Gomorra.  “Enseguida el Señor hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma y Gomorra. 25 Las destruyó por completo, junto con las demás ciudades y aldeas de la llanura. Así arrasó a todas las personas y a toda la vegetación”. Lo primero que nos preguntamos inmediatamente es ¿Por qué destruir todo, tanto la ciudad, como las personas y la vegetación? ¿Por qué no solo destruir a la gente? El Señor, Jehová, el Juez de las naciones, no solo estaba juzgando a los individuos, por sus actos públicos o privados, también estaba juzgando a toda la cultura de Sodoma y Gomorra. Todo su esfuerzo cultural, todas sus creaciones artísticas, arquitectónicas y de cualquier tipo, habían sido puestas en la balanza, todo iba a ser desechado. La cultura de la llanura (identificada por Sodoma y Gomorra), es decir su organización social, política, económica, familiar, educativa, artística, religiosa, y civil, estaba completamente corrompida. Toda ella se hallaba bajo el juicio de Dios. Por ejemplo, Ezequiel nos dice lo siguiente: “Los pecados de Sodoma eran el orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que afuera sufrían los pobres y los necesitados.” (Ez. 16:49). Su cultura estaba caracterizada por la rapiña, la lujuria, y el despilfarro económico, tal era su maldad que la gente fuera de sus muros moría de hambre. Una cultura que ha dejado a un lado las leyes divinas para la sexualidad, para el trato de su prójimo y el cuidado del más débil se convierte en un reflejo de todo lo que no debería ser el hombre.

Despues sucede algo impresionante, la mujer de Lot volteó para ver la ciudad. En el instante el juicio la alcanzó a ella, y murió convertida en una estatua de sal. Nuestro Señor Jesucristo nos insta: “Acordaos de la mujer de Lot. Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.” (Lc. 17:32-33). Sí mi amado hermano, porque puede ocurrir que pensando en tu vida pasada desees regresar a buscar aquello que tanto anhelaste. Recuperar tu vida anterior, una vida llena de deleites y pasiones, buscando tu propio gozo y alegría, y no la gloria del Señor. Volver a la cultura de Sodoma, cuando el Señor te ha llamado a una cultura cristiana. No voltees, ni siqiera lo pienses, no veas a esa cultura que está en decadencia y que está pronta a ser destruida, huye de ella, y sigue el camino del Señor, Situ procuras salvar tu vida, la perderás, pero si la pierdes por causa del Señor, la salvarás. Nada tiene valor fuera de Cristo, solamente podemos encontrar un fundamento eterno para una cultura cristiana.

De ahí que Abraham vea por la mañana la destrucción de Sodoma, humo my espeso, como de un horno, subiendo de donde antes estaban las ciudades de la llanura. Hoy ese lugar está cuiberto por el Mar muerto, y todavía pueden ser vistos pilares de sal, que asemejan la forma de una mujer, la mujer de Lot. Como dicen las Escrituras: “Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. 11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.” Abraham era un verdadero testigo de la destrucción de los impíos, y Lot era un testigo del cuidado del Señor y sus ángeles. Por eso nos dice el versículo 29 que fue por Abraham, es decir por el Pacto hecho con él que el Señor tuvo misericordia de Lot. Oh mi hermano, por muy lejos que estemos de nuestros hermanos, los beneficios del pacto nunca dejan de ser reales para nosotros. Él sigue prodigándonos su bondad y misericordia, así que te diré, puedes descansar en el Señor.

3.      JUZGA LA CONSTRUCCIÓN DE LAS NACIONES

En último lugar, y te pido una vez más paciencia, porque la Palabra quiere hablarnos, nuestro señor juzga la construcción de las naciones.  De hecho en esta última sección que abarca del v 30 hasta el 38 nos habla del inicio de dos naciones que serían vecinos de Israel: Moab y Amón. Después de llegar a Zoar, Lot no pudo quedarse ahí, aún había miedo en su corazón debido a que vio la conducta terrible de sus habitantes, por ello se fue a las montañas con sus hijas a vivir en una cueva, tal y como los ángeles le habían dicho originalmente. Ahí, aislados de la cultura perversa de Zoar, quizá habría esperanza de un nuevo comienzo. El Señor nos da muchas oportunidades para buscar su rostro, y en este caso no es la excepción. De hecho Lot hubiera podido instruir a sus hijas en el camino del Señor, para que aprendieran a temer al Dios de Abraham, sin embargo todo parece indicar que el corazón de ellas estaba completamente conquistado por la maldad de Sodoma.

Creyendo que no había gente cerca para poder tener hijos, planearon emborrachar a su padre y acostarse con él, una en una noche, y la otra en la segunda. Para poder tener hijos de él. Lo emborracharon y entonces cometieron este terrible pecado. Estas mujeres habían sido completamente influidas por la cultura de donde habían salido. En lugar de abandonar la cultura antigua y construir una nueva idearon edificar la vida de sus hijos a partir del pecado y el incesto. Lot se hace copartícipe al emborracharse, y al no instruir a sus hijas en la justicia del Señor. El juicio caído sobre las culturas sodomitas debió despertarles para una vida consagrada al Señor, pero en lugar de eso, produjo en ellas el deseo de rebelarse más contra el Señor. La estirpe de Lot estaba dando la espalda al pacto, ahora no solo estarían lejos físicamente de Abraham, sino que saldrían completamente de la bendición del Señor. Es tal el descaro de estas mujeres que nombran cada una a sus hijos, haciendo referencia al acto incestuoso con su padre: Moab que quiere decir “de mi padre” y Ben-Ammi que quiere decir “hijo de mi pariente”. El comienzo de la cultura moabita y amonita fue terrible, pero su continuidad fue aún peor, para ejemplo están sus costumbres religiosas, entre los moabitas se adoraba a Baal-pero una diosa que exigía de las mujeres que sacrificaran a sus hijos, quemándolos vivos en ofrenda a ella. Por otro lado cuando los israelitas estaban por pasar cerca de sus tierras no los dejaron cruzar, enviaron a Balaam para que los maldijera, estorbándoles en la conquista de la tierra prometida. Por ello el Señor dijo lo siguiente: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre” (Dt. 23:3). Nos puede parecer demasiado dura esta frase, pero quiero que tengas en cuenta que el Señor aun habiendo dicho esta terrible amenaza, salvó a una moabita, ¿la recuerdas? (Los niños que recuerden quién es la moabita que Dios rescató, escríbanlo en los comentarios, pista, un libro tiene su nombre). Por cierto, esa moabita, parte del linaje maldecido pro Dios, se convirtió en parte de la genealogía de nuestro Señor Jesucristo, la gracia del Señor alcanza para rescatar a todos los que están fuera de su pacto, ¿Cuánto tardarás tú en llegar al Señor?

CONCLUSIÓN

A manera de conclusión, me gustaría hacer una semejanza con nuestra nación. ¿Sobre qué fundamentos se estableció nuestro país? Es triste saber que nuestros fundamentos se encuentran en el pillaje, el asesinato, y la incredulidad. Uno de los grandes pensadores del siglo XIX de nuestro país, Ignacio Ramírez, estableció que el fundamento de nuestra nación no lo debemos encontrar en la fe en Dios, sino en el principio de la autonomía. De ahí en adelante todas las luchas políticas se han convertido en un medio de establecer dicha incredulidad. Desde la época del porfiriato, pasando por la guerra cristera, nuestros gobiernos se han identificado por una política anti-Dios, incluso hoy, en la que nuestro gobernante se presenta a nosotros como oveja, pero en realidad habla como dragón. O también, la vida privada y pública de los mexicanos está caracterizada por la impiedad, porque aunque vayan a misa, o a los cultos cristianos, su forma de vida apoya y lucha por establecer sistemas impíos que deshonran al Señor. Para ejemplo diré, en las pasadas elecciones se votó a favor de un partido político que muchos consideraron cristiano o afín con nuestros principios, MORENA, pues hoy, este partido está luchando porque se aprueben leyes que van en contra de la Ley del Señor, y tú mi hermano, al igual que Lot, el inconstante, votaste para que eso sucediera. El estilo de vida LGBT que quiere implantarse en nuestro país para dar a luz una forma de vida completamente contraria al señor, debe ser combatido, creando una cultura cristiana, levantando partidos políticos cristianos, escuelas y universidades cristianas, centros sociales y de comunicación que aborden las temáticas de nuestro país desde una óptica de la fe. Pero en nuestra necedad queremos continuar siendo parte de Sodoma y Gomorra. Acuérdate de la mujer de Lot, no voltees, ni se te ocurra. Si vuelves atrás no le agradará al Señor. Hoy es tiempo de combatir ardientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Levántate Iglesia, y edifica el Reino del Señor, no sea que el fuego del cielo, también nos alcance a nosotros.

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