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EL SEÑOR DE LA TIERRA

GÉNESIS 14


Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
Imagen: Adrian Collart

Nuestros tiempos se ven perturbados por diferentes situaciones, tenemos las enfermedades que nos acosan sin cesar, el Covid-19 sigue creciendo en su alcance en nuestra ciudad y nuestro País. Las medidas gubernamentales de nuestro Presidente de la República son un ejercicio de poder para demostrar quién manda. Las empresas y demás instituciones económicas quieren mostrar su independencia del gobierno no pagando impuestos o continuando con sus actividades en una forma de protesta para demostrar que solo ellos (los empresarios) dominan sobre la vida de sus empleados. Incluso los dirigentes de las iglesias, en algunos lugares de nuestro País continúan reuniéndose a pesar de las indicaciones de las autoridades médicas, solo para re-afirmar que son ellos, las autoridades eclesiásticas, quienes deben regir sobre cada uno de los asuntos de las iglesias. Y aunque en todos estas actitudes hay algo de cierto, lo que está motivando la falta de cuidado pro nuestro prójimo es el deseo de establecer quién es el más fuerte, quién tiene el dominio sobre la vida humana. ¿Es el gobierno, la iglesia o la empresa?¿o acaso son los individuos quienes en ejercicio de su libertad personal pueden hacer caso o no a las recomendaciones del sector salud? Mostrando así que quien manda sobre la vida entera es el hombre autónomo, el hombre que no toma en cuenta a Dios. Hoy veremos la historia de Genesis catorce, con la intención de conocer quién es el verdadero Señor de la Tierra. Los primeros dos puntos nos dirán quienes no son los reyes de la tierra, y el último punto nos definirán quien es el verdadero rey y sacerdote de la tierra. 

1. No es Quedorlaomer

En los tiempos de los patriarcas había muchos reyes tribales que peleaban por el dominio de la tierra. En los versículos del 1-12 se nos narra la historia de una de estas batallas que involucraba a dos alianzas o grupos de poder. El grupo de la llanura, que como recordarán del domingo pasado, es la zona que escogió Lot para vivir, estaba encabezado por Bera, el rey de Sodoma, Birsa, el Rey de Gomorra, Sinab, rey de Adma, Semeber, rey de Zeboim y por el rey de Bela. Estos cinco reyes dominaban en la llanura del Jordán, ejercían un dominio fuerte, pero sobre ellos había otro más fuerte. 

Quedorlaomer reinaba sobre Elam, y tenía como aliados a algunos reyes en la región de Mesopotamia, Amrafel, rey de Sinar (es decir de Babilonia), Arioc el rey de Elasar, y Tidal rey de Goim. Estos cuatro reyes buscaban extender sus dominios, de hecho, durante 12 años habían dominado sobre los reyes de la llanura, una zona que económicamente les rendía grandes ganancias. Pero los reyes de la llanura se rebelaron en el año decimotercero, dejaron de enviar sus tributos y de permitir el paso a los comerciantes provenientes de Mesopotamia. Esto no podía quedarse así, la tierra pertenecía a Quedorlaomer y sus aliados, no a los reyes de la llanura. Así que en el año decimocuarto iniciaron una jornada de reconquista y represalia sobre los que se habían rebelado. 

Poco a poco fueron demostrando su poder mientras se acercaban a la llanura, primero derrotaron a los refaitas, después a los zuzitas, los emitas y los horeos, avanzaban cada vez más acercándose a sus enemigos. Demostrando que ellos, con sus armas, su fuerza y su poderío militar tenían el dominio no solo de la llanura, sino de toda la región circundante a Mesopotamia. Siguieron avanzando en su represalia, y devastaron el país de los amalecitas de los amorreos. Sí, no quedaba dudaba, los dueños de la tierra eran Quedorlaomer y sus aliados. 

Pero aún podía hacerle frente la alianza de los reyes de la llanura, eran 5 de la llanura contra cuatro de Mesopotamia. Es lógico pensar que saldrían victoriosos. Además, ya venían diezmados y cansados de las anteriores batallas. Los reyes de la llanura se reunieron en el Valle de Sidim, pro si te lo preguntas, este valle hoy está cubierto por el Mar Muerto (que en la biblia se llama Mar Salado). Escogieron el Valle de Sidim quizá pensando que su geografía jugaría a su favor. Pero precisamente fue el terreno el que hizo que los reyes de la llanura perdieran la batalla. Estaba lleno de pozos de asfalto, es decir de chapopote o betún, así que tanto el rey de Sodoma y Gomorra junto con sus soldados, cayeron en esos pozos, haciendo que la victoria fuera decisiva para la alianza mesopotámica. 

Hicieron lo que la guerra les daba por derecho, saquearon Sodoma, se llevaron toda su riqueza y todas las provisiones de Gomorra. Se fueron con todo, los dejaron humillados y vacíos. También se llevaron a Lot, el hijo del hermano de Abram, porque vivía en Sodoma. 

A pesar de lo que las apariencias nos quieren dar a entender, Quedorlaomer no es el rey de la tierra. Sí, tienen el poder militar para imponer su voluntad sobre otros pueblos. Tienen la fuerza económica para mantener a sus tropas, y para poder castigar a estas naciones rebeldes. Ellos lo tienen todo, poder, riqueza, ejércitos, y grandes territorios. Reyes organizados y sumamente competentes. De hecho, Mesopotamia ha pasado a la historia como una de las regiones más sabias y prósperas del mundo antiguo. Pero no son invencibles, su poder únicamente estriba en el temor que pueden provocar en los demás, en la fuerza que pueden tener en sus manos, y en la riqueza que tienen en su posesión. Su poder está limitado por el tiempo, los súbditos y sobre todo por el verdadero rey de la tierra. 

2. No es Abram 

Abram se enteró que su sobrino había sido capturado por la alianza de Quedorlaomer, una persona había escapado y le había dado a conocer esa noticia. Recuerda que Abram vivía en el territorio de Mamre, quien tenía dos hermanos Escol y Aner. Ellos también eran aliados de Abram. Él no había perdido el tiempo, su riqueza y su fuerza, habían hecho que otros vinieran a Abram e hicieran alianza con él. Abram no perdió tiempo, así que llamó a sus aliados, y convocó a todos sus criados, dándoles armas, y con un total de 318 personas se fue a pelear contra estos cuatro reyes. 

Las estadísticas de batalla respecto a Quedorlaomer, nos dicen que seguramente saldrá victorioso. Mientras que Abram, un comerciante que jamás ha tenido experiencia en batalla, es seguro que pierda. Pero planeó una estrategia, vió que lo más sensato sería atacarlos de noche, así lo hizo. Con sus 318 soldados improvisados cayó sobre ellos y los atacó. Quedorlaomer y sus aliados empezaron a huir, y huyeron de tal forma que llegaron al norte de Damasco. Si buscas en tus mapas en tu biblia, puedes trazar la campaña militar improvisada de Abram partiendo a la altura de Betel (un poco al norte del mar muerto) hasta la ciudad de Damasco, una ciudad al norte del Mar de Galilea. No fue una expedición sencilla, sin embargo salió victorioso. Y su victoria fue tal que recobró todos los bienes de Sodoma y Gomorra. También recuperó a Lot y todo lo que tenía. A su vez liberó a todos los cautivos que había tomado Quedorlaomer, las mujeres y demás gente. 

Sí, ahora Abram podría muy bien entablar una relación fuerte y de liderazgo con los Cananeos, los había liberado, había puesto un precedente impresionante. Todos los que se aliaran con Abram podían alcanzar la certeza de la victoria. Además, Abram tenía la promesa, Dios le había dicho que los bendeciría y sería bendición. Él tenía el poder de ser bendición para otros, y así podría tomar posesión de la tierra. Quizá ese es el Camino que el Señor quiere que tome. Por eso le ha dado esta victoria. ¿Es abram el rey de toda esta tierra? 

Debes saber algo, que a pesar de que Abram tiene la promesa, él no es la promesa. Abram tiene en su posesión las grandes promesas del Señor. Pero él no es el Rey, él no es quien ha de dirigir este mundo, él no es la cabeza de esta creación. Abram solo es un tipo, es decir, algo que nos refiere y señala a alguien más grande que él mismo. Aunque salvó y rescató a su sobrino y trajo las muchas riquezas de Sodoma, él no es el salvador. No debemos olvidarlo, él solo es alguien que apunta hacia el que es más grande que él. En nuestro trabajo, debemos recordar que tenemos la promesa del Señor de que nunca nos faltará nada, pero nosotros no somos los proveedores, es nuestro Dios. De igual forma nosotros, la Iglesia del Señor, no es la salvación, ella es la que anuncia al Salvador. Ella es la que porta las promesas, pero ella no es la promesa. ¿entonces quién es el Señor de la Tierra? 

3. Es Cristo 

Cuando Abram viene regresando de la victoria salen a su encuentro dos reyes. El Rey de Sodoma que ya no es el mismo de los primeros versículos, y Melquisedec, el rey de Salem. Abram parece ignorar voluntariamente al rey de Sodoma, ya que el primero en actuar es Melquisedec. Él era rey de Salem, que es la Jerusalén que nosotros conocemos. Su persona está envuelta en un misterio, pero dicho misterio nos es revelado por el Señor. Melquisedec personifica a nuestro Señor Jesucristo, Hebreos 7 nos lo explica haciendo exégesis de dos cosas, primero el nombre Melquisedec que quiere decir, Rey de Justicia, y en segundo lugar, Rey de Salem, que quiere decir Rey de Paz. Nuestro Señor Jesucristo es llamado el Rey de Paz, y rey de justicia. Cristo Jesús es quien traer realmente la paz y la justicia de Dios a este mundo. Ninguno de los poderosos guerreros que hemos conocido en esta historia, ninguno de los reyes, ni siquiera Abram y sus aliados, pudieron traer verdadera justicia y paz. Solamente Cristo Jesús ha podido cargar sobre sus hombros la justicia de Dios, resarciendo el daño causado por nuestro pecado. Únicamente él ha hecho la paz entre Dios y nosotros, pero también únicamente él puede traer la paz entre los hombres. Una paz basada en la justicia sustentada por el amor, porque el que ama su prójimo, le hace justicia.  Esto es lo que hace nuestro Señor, él es identificado como el Rey de Paz, el Rey de Justicia. El soberano sobre todo y todos. 

Pero no solamente eso, sino que también es llamado Sacerdote del Dios altísimo. Esta frase es hermosa, de hecho es la primera vez que la encontramos. Pareciera ser que en Canaan aún existían vestigios de la adoración al verdadero Dios, Abram no tiene empacho en adorar junto con Melquisedec y en comer del vino y el pan que trajo para ellos. El sacerdocio de Melquisedec apunta a un significado universal, Melquisedec no es sacerdote de los judíos, ni únicamente d eAbram, sino de todos aquellos que vienen al Diso verdadero. De hecho por es llamado Sacerdote del Dios Altísimo. Decir Dios Altísimo hace referencia a que los otros dioses se quedan muy por debajo de este gran Dios. Todos los demás dioses son nada comparados con lo que hace este Dios Altísimo. Por eso la bendici´n que pronuncia Melquisedec es muy notoria: 

“Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano.”

Este Dios altísimo es creador de los cielos y de la tierra, la palabra hebrea para creador es kaná, y quiere decir poseedor, dueño, creador. Este Dios altísimo es el creador y el poseedor, el dueño de todo lo que existe. Él gobierna sobre las guerras de los hombres, sobre los territorios de las naciones y sobre los recursos de las personas. Este Dios Altísimo tiene como posesión suya también a Abram, y a todos los hombres que son de la fe de Abram. Este Dios Altísimo hace patente su poder desde le principio del mundo, cuando dio origen a todo lo que existe por su sola palabra. Este Dios Altísimo reina sobre todos. Y no solo esto, sino que especifica que la victoria de Abram no es de Abram, sino del Dios altísimo. Qué golpe tan fuerte al orgullo. Qué terrible palabra: “el Dios Altísimo entregó tus enemigos en tu mano”. ¿Acaso la lucha no había sido dura? ¿acaso no se había cansado Abram? Claro que sí, pero la única razón pro la que ganó Abram esta batalla fue por la bendición del Señor. Sin la bendición de Dios, sin sus promesas, y sin Cristo, absolutamente nada de lo que hacemos tiene un buen término. Solamente en Cristo encontramos la certeza de que todo lo que hacemos tiene significado y propósito, y solamente en Él podemos hallar la victoria que tanto anhelamos. 

Cristo Jesús es nuestro Sacerdote. Es el Sacerdote del Dios Altísimo quien con su sangre bendita nos ha limpiado, y no s ha puesto una vez más en el lugar que nos corresponde, un lugar de servicio y honor a Dios. Somos siervos del Dios Altísimo, no los reyes de la tierra, somos únicamente siervos inútiles que hacen lo que deben hacer. Cristo Jesús nos pone delante del Señor y hace posible que absolutamente en todo lo que hagamos, reconozcamos la mano poderosa del Señor.
 
CONCLUSIÓN

Abram entonces, al escuchar la bendición, le entrega los diezmos de todo. Abram reconoce que su victoria no viene de su propia fuerza ni de sus aliados. Reconoce que el único soberano es Dios. Entregarle el Diezmo es una forma de demostrar que el poderío económico, social o político, no es lo que rige su vida, sino el Señor. Aquello a lo que Abram dedica el diezmo, es lo que domina su existencia. Lo que Abram quiere es poseer la tierra no por su fuerza, sino por la promesa. El único altísimo es Dios, no el Rey de Sodoma quien le ofrece todos los bienes que trae de la victoria, no es Quedorlaomer, quien con su fuerza militar nos haría palidecer, tampoco es Abram quien con astucia pelea contra sus enemigos, Cristo Jesús es el Señor de toda la tierra. Y él la entregará cuando quiera y desee. 

Cuando el Rey de Sodoma le ofrece el botín, Abram lo rechaza, bajo esta premisa, Jehová, el Dios Altísimo creador del Cielo y de la tierra, él me va a prosperar, nadie más. Hoy quiero que entendamos, que no es el gobierno, no es la empresa privada o pública, no es el individuo, o la Iglesia, la que nos dará la salvación. Es Jehová, el Dios Altísimo. Cristo Jesús ha prometido darnos vida y vida en abundancia. Él ha prometido que nos sostendrá en medio de las muchas dificultades. Pero sobre todo, nos ha prometido, que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Y sabes, el libro de Hebreos 7 explica más la obra de Cristo a favor de nosotros (22-28):

Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.

Oh mi hermano, descansa en Cristo, él es tu ayuda y tu escudo. Descansa en él porque él es quien nos proporciona y nos da todo lo que necesitamos. Él y solo Él tiene palabras de vida eterna. Aférrate a Cristo, ama a Cristo, entrégate a Cristo. 

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