Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
Pablo le escribe esta carta a Timoteo, con el
propósito expreso de recordarle a Timoteo su tarea en Éfeso. Fue dejado ahí con
un propósito: evitar que los maestros de la Iglesia enseñen diferente doctrina
(1:3-7). Esto se ve confirmado cuando el apóstol insiste en que los oficiales,
encargados de la enseñanza y del servicio entre el pueblo de Dios, deben ser
aptos para enseñar, y guardar el misterio de la fe con limpia conciencia (Cap.
2-3:13). Esta es una maravillosa carta que nos instruye no solo a los pastores,
ancianos o diáconos, también habla con autoridad a todos los creyentes para que
vigilemos que en el ejercicio de la predicación, gobierno y servicio de la
Iglesia, todo se haga según la Palabra de Dios. De hecho, el Apóstol Pablo en
el versículo catorce le dice a Timoteo, que aunque tiene la esperanza de pronto
verle, si eso no sucediera pronto, entonces estas palabras deben instruir a
Timoteo para que sepa cómo conducirse y conducir al Pueblo de Dios, según el
Misterio de la Piedad. ¿Cuál es este misterio de la Piedad? ¿Qué hace en
nosotros? Hoy explicaré el significado de estos versículos, bajo dos subtemas,
el Misterio de la Piedad produce una nueva comunidad, y el Misterio de la
Piedad es Cristo, el principio de vida nueva.
1.
PRODUCE
UNA NUEVA COMUNIDAD
El versículo 15 nos habla de una nueva comunidad,
diferente a las que existen en ese momento. De hecho todo Éfeso está dominado
por el culto a Diana de los efesios. Todo su esquema social, político,
económico, y familiar, tiene en el centro a la diosa a la que sirven. El templo
funcionaba como un centro de cohesión económica (los templecillos realizados
por Demetrio (HEch. 19) daban cuantiosas ganancias a los plateros. La
influencia era tal que la misma vida política estaba ligada a la adoración de Artemisa
o Diana. La ciudad tenía fuentes de ingresos muy altos debido a los muchos
comerciantes que llegaban debido a su templo. En fin, toda la vida del efesio
común estaba regida por la diosa diana y por el estilo de vida (político,
económico, social) producto de su adoración.
Es en este contexto en que el Apóstol Pablo habla de
esta nueva comunidad que no tiene un templo, no tiene una casa donde se adore,
más bien ella misma es la Casa de Dios, la Iglesia del Dios viviente y columna
y fundamento de la verdad. Cuando dice que esta nueva comunidad es Casa de Dios
no está limitado al sentido de “familia de Dios, los que habitan en la casa”,
más bien, pienso junto con otros autores que esto hace referencia a que esta
nueva comunidad es donde habita Dios. Dios está habitando en medio de su
pueblo, como si este fuera su casa. Los efesios que adoraban a Artemisa tenían
un templo o casa donde habitaba la diosa. Pero los cristianos no tienen estos
templos, porque ellos mismos son la habitación de Dios. Dios mismo habita en
medio de ellos.
Lo segundo que
nos dice acerca de esta nueva comunidad es que es la Iglesia del Dios viviente.
Dos cosas sobresalen inmediatamente, el término iglesia, como congregación, o
pueblo, que en la cultura hebrea tenía la connotación de Pueblo de Dios. El
pueblo que es regido por el Señor, en toda actividad. La Iglesia (eclesia en
griego) es el heredero del Pueblo (kahal hebreo) del A. T. Una congregación
santa, para el Señor, llamada a servirlo en cada uno de sus actos concretos.
Este pueblo está siendo llamado a construir toda su existencia alrededor de su
centro, que es Dios. Por eso a esta congregación se le dice que es propiedad de
Dios, pero del Dios viviente. No como la cultura de los efesios que tenía en
medio a un dios muerto, un ídolo mudo, los cristianos tienen al Dios viviente
entre ellos. Y como Dios viviente él ejerce una influencia vivificante en su
pueblo y a través de su Pueblo. Él mismo les otorga la vida. “De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24)”
De hecho tener vida eterna está fundamentado en conocer al único Dios verdadero
y a Jesucristo a quien ha enviado (Juan 17:3). Esta influencia vivificadora se
manifiesta cuando esta nueva comunidad denuncia el pecado y propone formas
novedosas y bíblicas para una sociedad renovada. Esta nueva vida se manifiesta
cuando nuestras estructuras sociales, económicas, o políticas (familia, estado,
empresas), son construidas de acuerdo a la voluntad y los propósitos de Dios.
A su vez, de
esta nueva comunidad se nos dice que sostiene y posee la verdad. La versión
Reina Valera traduce esta frase como “columna y baluarte”, las columnas
sostenían el peso del edificio, y a la vez daban altura y dignidad a un
edificio, permitiendo que todos en la ciudad lo vieran. Lo segundo es en griego
edraioma y significa apoyo, sujeción, fundamento. Haciendo referencia no a un
baluarte (utilizado para la defensa) sino a un fundamento firme. Si volvemos a
la idea del templo de Artemisa, tendremos en mente loq eu el Apóstol quería
decir. A diferencia del templo de Artemisa, esta nueva comunidad viva y
vivificada por el Dios que habita en ella, fundamenta y sostiene la verdad en
alto. No como si esta nueva sociedad le proporcionara fundamento a la verdad,
sino que su propósito es expresar la verdad de Dios como el fundamento de toda
una nueva sociedad. La Iglesia en este contexto como Casa y como Ecclesia, no
es un edificio o una organización eclesiástica en primer lugar, la Iglesia,
como comenta Ridderbos es “el verdadero pueblo de Dios y la manifestación de la
iglesia (mesiánica) del gran futuro”. Ella es un nuevo orden mundial, es una
nueva sociedad, una nueva forma de experimentar y desarrollar todo lo que se
hace, para la gloria y el servicio de Dios. Lo que las teorías de conspiración
en nuestros tiempos están olvidando es que la única que realmente está
queriendo establecer un nuevo orden mundial es la Iglesia, y desde hace
milenios, este mundo y su historia está siendo dirigida por ella, quien tiene
por cabeza al Señor de la Historia, Cristo Jesús.
2.
ES
CRISTO, EL PRINCIPIO DE VIDA NUEVA
Esto que acabo de decir respecto a las teorías de la
conspiración no eran cosa extraña en los primeros siglos del cristianismo. De
hecho en Éfeso había algo llamado “misterios”, las llamadas religiones de
misterio proveían a sus devotos de una interpretación más profunda de la
realidad. “Estos “misterios” eran una especia de código secreto, el secreto al
significado de la vida, el universo, Dios, todo; el secreto, también, para
nuestra propia vida, la clave oculta que haría que todo tenga sentido y que
traería paz a la mente, salvación, o lo que sea que la religión pueda ofrecer” (Wright,
Paul for everyone, Pg. 38). Estos secretos no eran para todos, eran solamente
para los iniciados. Funcionaban como hoy funcionan las teorías de las
conspiración, los creyentes de estos misterios y de las actuales teorías de la
conspiración, se ven a sí mismos como poseedores de un conocimiento superior
que peude darle sentido a toda la realidad, y que les ayudará a vivir mejor.
Pero Pablo rechaza estos misterios y presenta un misterio que no es solamente
para los iniciados, es un misterio que ha sido revelado para todos y es
sumamente grande. De hecho la frase “grande es Diana de los Efesios” se asemeja
mucho a esta frase del versículo
dieciséis: Grande es el Misterio de la piedad. LA palabra piedad (gr. eusebeia)
se refiere a una “devoción consciente de nuestras vidas a Dios” (Hendriksen) es
decir, una entrega total que se expresa en una vida totalmente consagrada al
Señor en servicio y obediencia a él en todo y a través de todo. La piedad es
toda la vida de esta nueva comunidad para servir al Señor. Así pues ambas frase
(Grande es Diana, y Grande es el Misterio de la piedad) manifiestan dos
principios de vida totalmente opuestos. El primero un principio que rige para
el hombre caído, y el segundo el principio de vida que se encuentra en Cristo
Jesús, porque debes saberlo, el misterio de la piedad, lo que le da coherencia
a la realidad cristiana, y lo que le da sentido y propósito a todo lo que
hacemos es Cristo. La historia de Cristo Jesús nos presenta el principio de una
nueva forma de existencia, de una nueva era, de un nuevo mundo.
-
Dios
fue manifestado en carne y justificado en el espíritu. Muerte y resurrección
(carne y espíritu)
Lo primero que afirma Pablo acerca de Jesús es que
Dios fue manifestado en Carne y justificado en el Espíritu. Dios mismo se
manifestó en la carne, es decir se hizo hombre. LA idea de un Dios hecho ser
humano repugnaba a cualquier griego, porque la divinidad no debe tener nada que
ver con lo material. Sin embargo el Dios vivo se manifestó viviendo en este
mundo en carne y hueso. El término carne (sarks) en griego hace referencia en
esta parte a lo humano en su debilidad y transitoriedad (Riderbos, 85). Cristo
Jesús se hizo hombre sufriendo las aflicciones propias de la humanidad caída,
pero sin pecado. Él sufrió nuestros dolores, y padeció nuestras angustias,
todas y cada una de ellas, incluso la muerte. Esto pudo haber hecho pensar a
otros que no era Dios, pero él fue justificado, el término griego utilizado es
dikaióo, y hace referencia a la vindicación, que al decir de Calvino, denota un
reconocimiento de poder divino en Jesucristo. Jesús fue reconocido como Dios al
ser resucitado de los muertos. A la vez, entró en la historia como hombre
experimentando las aflicciones propias de la creación caída, muriendo en la
cruz como paga por el pecado, aboliendo este esquema y forma de vida, para que
a través de su resurrección podamos experimentar una nueva vida, caracterizada
y dirigida por el poder del Espíritu Santo. De ahí que en muchos lugares se
diga que hemos muerto en Cristo Jesús, para andar en novedad de vida, por su
resurrección. Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Rom. Seis cuatro).
-
Visto
de los angeles y predicado a los gentiles. kerisso
Después se nos dice que él fue visto de los ángeles y
predicado a los gentiles. De hecho esta frase tiene directa relación con la
anterior. Recordarás que Dios fue manifestado en carne, es decir, la divinidad
de Jesús quedó oculta para mucho en su vida en la tierra. Pero este hecho no
pasó desapercibido para los ángeles. En él, el Dios hombre, reconocían a su Señor.
Por eso se dice que fue “visto de los ángeles”. Ellos sabían quién era el
Señor, y lo reconocieron como su soberano. Del mismo modo se hace el llamado a
todos los hombres, para que se sometan a él. La palabra “predicado” es kerisso,
esta predicación no es un mensaje que puedes creer o no, más bien es la
historia de lo que ha sucedido, del nuevo Rey que se ha levantado en el mundo.
Proclama una autoridad que debe ser escuchada y obedecida. El hecho de que
Jesús ha sido vindicado como Dios y sEñor, exige de todos los hombres y mujeres
que se sometan a su señorío. Haciendo que pasen de muerte a vida,
identificándose con él al unirse a esta nueva comunidad dirigda por el
Espíritu.
-
Creído
en el mundo y recibido arriba en gloria. Lealtad y reinado
De hecho esto es lo que sucede. Él es creído en el
mundo y recibido arriba en gloria. Para Pablo el término “creer” (pisteo) tiene
profundas implicaciones, incluye confianza y lealtad, y también creencia
religiosa (Wright). Es decir, el mundo entero está siendo llenado por la
confianza en Jesús, y los hombre sy mujeres le están jurando lealtad, pro
enciama de cualquier otra autoridad. Cristo Jesús es a quien debemos toda
nuestra confianza, en él podemos descansar para nuestro rescate y salvación.
Pero también a él debemos toda nuestra lealtad, él es por quien vivimos y
morimos, es por quien debemos estar dispuestos a entregar todo lo que tenemos.
Él es el principio de una nueva lealtad, ya no hay poder económico uqe nos
pueda conquistar, no hay arma que nos pueda amenzar, no hay belleza que nos
pueda seducir, cuando nuestra lealtad es para nuestro único Rey. Él quien ha
sido entronizado en lo más alto, en la gloria. Él hoy está reinando y
dirigiendo todo lo que sucede la historia para su honor y sus más altos propósitos.
Esta es la verdad de lo que está sucediendo en nuestros días.
CONCLUSIÓN
Amado amigo y hermano que me escuchas, sí hay un Nuevo
Orden Mundial, se está construyendo, pero no por quien tu crees. No es Soros,
ni Bill Gates. No son los ideólogos de Genero, ni son los gobiernos y sus
estadísticas contradictorias. El Nuevo Orden Mundial está siendo construido por
el Rey que está en Gloria sentado en su trono. Él quien murió y resucitó ha
inaugurado una nueva era, una era que exige de nosotros que nos sometamos a él.
Una era caracterizada por el poder del Espíritu Santo, que crea una nueva
sociedad, llamada Iglesia, que vivifica por medio de aquél que mora en
nosotros, todas y cada una de las áreas en las que nos desarrollamos. Sí mi
amado hermano, Cristo Jesús es el Rey, quien está dirigiendo la historia, y que
dirige nuestros pasos a los Cielos nuevos y la tierra nueva, donde mora la
justicia. Únete a este proyecto, declara tu lealtad a Jesucristo, y abandona a
todos esos otros falsos dioses. Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo de
esta perversa generación.
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