Génesis 8
Después del diluvio el panorama es muy semejante al de Génesis 1:2, todo lleno de aguas, solo que en esta ocasión el Espíritu no se movía sobre ellas. Y, como recordarás, en toda la sección del 17-24 Dios no fue mencionado. Como si Él hubiera abandonado a su creación. Como si hubiera quitado su protección y cuidado providencial sobre todo el universo, y el mundo se sumiera en el caos, dejando el mundo sin orden y vacío. Qué terrible es la imagen, un mundo lleno de agua sin nada que permita la vida y su desarrollo. Y ese panorama duró 150 días, aproximadamente 5 meses el agua se sobrepuso a la vida. No había forma de sobrevivir. Ese es el panorama con el que nos quedamos el domingo pasado, terrible y desolador. Pero hoy veremos cómo Dios en su gracia y bondad crea un nuevo mundo. El primer mundo había quedado sepultado bajo el agua, era el momento de que surgiera un nuevo mundo.
1. PRODUCTO DE LA BONDAD DE DIOS
El verso uno dice que “se acordó Dios de Noé, de los animales y las bestias en el arca”. En los lugares en que la Biblia nos dice que “se acordó Dios” siempre hace referencia a que es el momento oportuno para actuar y rescatar a su Pueblo. Dios no solo se acuerda de Noé en un sentido intelectual, sino que está enteramente comprometido con Noé para rescatarlo a él y a todas las criaturas en el Arca. Cuando Dios se acuerda no es solo un bonito sentimiento que le remonta a algun evento en el pasado, sino que Dios se acuerda para actuar. Así Dios comienza a actuar a favor de Noé, su familia y los animales en el arca. ¿Cómo? El mismo versículo 1 comienza explicándonos que “envió un vierto sobre la tierra y disminuyeron las aguas”. Este viento (ruaj en hebreo) nos recuerda al mismo Espíritu que obra desde el momento de creación (Gén. 1:2) para dar orden y seguridad a la creación. Solo que en este contexto no es el Espíritu Santo, sino un viento que hace decrecer el agua.
Luego el versículo 2 nos dice que las fuentes del abismo, y las cataratas de los cielos y la lluvia fue detenida. El caos cósmico tan terrible en el que se había sumergido a la tierra era producto de que Dios había retirado los límites impuestos al mar, los ríos y las lluvias, para que dieran rienda suelta a su poder e ímpetu. Pero ahora, estos elementos de la creación son puestos bajo límites y sometidos a la buena voluntad de Dios. La creación tiene un propósito, “conspirar para servir a Dios” (Calvino). Toda ella se une para servirle en obediencia. Si Él manda que los límites sean quitados, la creación obedece. Si Él manda que los límites sean establecidos, ella obedece. Precisamente nuestro Dios se revela a nosotros de esta manera para mostrarnos su bondad. Recuerda, si los límites de los mares son otra vez establecidos, si los ríos regresan a su caudal, si las aguas de los cielos no nos inundan hoy, es debido a que Dios se acordó de Noé, es debido a que nuestro Dios es bondadoso con nosotros. Pareciera que Dios está una vez más separando las aguas de las aguas como en el día dos de la creación.
Así empiezan a descubrirse los montes, y el arca reposa sobre los montes de Ararat. Según los estudiosos estos montes están en lo que hoy es Armenia. Ya habían pasado 7 meses desde el diluvio cuando el arca se posó sobre esos montes. Para el mes décimo las aguas habían descubierto las cimas de los montes. Por fin comenzaba a verse la tierra tan anhelada por los hombres. Ese actuar paulatino de nuestro Dios a favor de Noé y los que estaban en el arca es producto de la bondad que se derrama a torrentes desde el corazón de Dios.
Noé, y todos con él en el arca, sintieron cuando el arca reposó sobre los montes. Dato curioso, que quizá hasta nos ayude en entender la dinámica del texto en cuestión, Noé y reposar son provienen de la misma raíz verbal en hebreo, Nuaj, que quiere decir reposar, descansar. ¿No había sido su padre Lamec quien dijo que él nos aliviaría del trabajo de nuestras manos? Así Noé trajo descanso y alivio a la creación. Pero no salió enseguida del arca, aunque la había sentido y escuchado reposar en los montes. Se quedó ahí dentro. A los cuarenta días abrió la ventana que Dios le había mandado hacer al arca. Por ahí dejó salir a un cuervo, este animal podía sobrevivir con carroña, por lo que se quedó afuera, yendo y viniendo hasta que el agua decreció. Pero la insistencia de Noé no menguó, el deseo de ver una vez más la tierra le impulsó a enviar una paloma, esta al no encontrar reposo fuera del arca, volvió a ella. Y qué tierna escena ver a Noé extender su mano y tomar a la paloma para que entrara de nuevo en el refugio que proporcionaba el arca. El cuidado de Noé sobre ella es maravilloso, pero ¿no es acaso un reflejo de lo que Dios mismo ha hecho con Noé y todos los que están con él? Siete días después envía la paloma, la cual regresa a hacer nido en el arca, pero ahora con una rama fresca de olivo. Eso le indica a Noé que la tierra se ha descubierto y que la vida vuelve manifestarse. Siete días después vuelve a enviar a la misma paloma, la cual no volvió más a él.
En el año seiscientos uno de Noé, el primer día del mes las aguas dejaron de estar sobre la tierra. Ya no había agua sobre la tierra. Y en el segundo mes, a los 27 días estaba completamente seca la tierra. Ya era habitable. Pero Noé no bajó.
2. BAJO EL GOBIERNO DE DIOS
Efectivamente, Noé no bajó del arca. Aunque sabía que la tierra ya era habitable una vez más, no salió. ¿Por qué? Por una simple y muy sencilla razón, el que le había dicho que entrara en el arca, sería el que le diría cuando salir de ella. Y así fue. Las palabras de Dios son registradas en los versículos 15 al 17. Dios ordena a Noé que salgan él, su esposa, sus hijos y las mujeres de sus hijos con él. Aquí volvemos a encontrar el énfasis sobre la palabra “contigo” del que hablamos en un sermón anterior. Todos estos hombres y mujeres estaban bajo la bendición de Dios, en Noé, por él es que ello estaban vivos. Así hoy nosotros nos debemos a nuestro Señor Jesucristo, si la humanidad, con todas sus potencialidades, y posibilidades de desarrollo continúan existiendo es por nuestro Señor Jesucristo, el Justo. Así todas las estructuras humanas, el matrimonio, la familia, la empresa, el estado, la sociedad, etc., son puestas bajo el gobierno soberano de Dios a través de Cristo Jesús. Salir del Arca solo ocurre bajo el mandato de Dios, para que aprendamos a vivir bajo su gobierno y dirección.
De la misma manera, los animales de toda carne, de aves, y de bestias y todo reptil que se arrastra también debían salir del Arca. Y no solo eso, también debían pulular en la creación, vivir en ella, reproducirse en ella, fructificar y multiplicarse. Todos los animales debían multiplicarse más y más hasta llenar la tierra. Esa tierra que había quedado desolada ahora debía ser llenada con todas las diferentes especies de animales y criaturas dadas por el Señor. Él así lo desea. Ese es el mandato, y la creación obedece a su Señor.
Solo así, solo después de que la voz de Dios les ordenó salir del arca ellos lo hicieron. Primero Noé y sus hijos con su mujer y las mujeres de sus hijos con él Después los animales, y los reptiles al igual que las aves. Todos, todos salieron del arca. ¿No crees que se parece al quinto y al sexto día de la creación? Donde todo se llenó de criaturas que expresan alabanzas al Creador.
Dios estaba restableciendo el orden para su creación, y el orden es que nos sometamos a Él en obediencia a sus mandatos. El hombre ahora debe aprender a vivir en obediencia y servicio al Creador, deseoso de guardar los mandatos de Dios. Porque aún a pesar de que Noé deseaba profundamente pisar la tierra una vez más, no por ello se dejó guiar por sus pasiones, sino que esperó a que la soberana voluntad de Dios le diera paso para salir del Arca. Los bienes que tenemos, la creación que nos ha sido dada, el hogar que el Señor nos ha preparado, lo podemos disfrutar únicamente bajo su gobierno y dirección. Sin la aprobación divina, no es lícito disfrutar de los dones creacionales.
3. POR LA GRACIA DE DIOS
Todos salieron del Arca, Noé era la nueva cabeza de la humanidad, sus actos serían representativos de lo que la humanidad sería de ahí en adelante. El texto sagrado (v.20) nos dice: “Edificó un altar a Jehová y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar”. Sí, lo primero que hace Noé es agradecer. No es un sacrificio para perdón de pecados, sino que es una expresión de gratitud a Dios por todas las cosas grandes que Él ha hecho a favor de Noé, los suyos y todas las criaturas. Ese es el propósito principal del culto a nuestro Dios, por ello nos reunimos los domingos para agradecerle y exaltarle por las grandes cosas que ha hecho en Cristo Jesús. Él es la gran obra de Dios, Él es quien nos salva y rescata del pecado, de nuestras miserias, y dolores, el que nos libera de la esclavitud y nos coloca en una relación de servicio amoroso a nuestro Dios. Él nos quita la culpa que nos separa de Dios, pagando por ella y ofreciéndose a sí mismo como el sacrificio de nuestra paz. Pero no solo esto, también el hecho de que lo primero que haga Noé sea un altar y ofrezca holocausto de agradecimiento, muestra que toda su existencia tiene en el centro a Jehová. Dios es el centro de su vida, Dios es el centro de todo lo que él hace, piensa y siente. Nada lo vive fuera de Dios, sino en Dios, por Dios y para Dios. Toda su vida está entregada en devoción al Señor. Cada cosa que hará de aquí en adelante será para la gloria de Dios, y esto es una promesa de desarrollar toda su existencia bajo esta premisa: servir a Jehová en todo y con todo.
El agradecimiento de Noé llega hasta el corazón de Dios, donde Él percibe olor grato por la ofrenda completamente quemada. De Graff lo explica de la siguiente manera: “Para su sacrificio Noé usó los animales limpios y las aves limpias. El Señor se sintió complacido con la ofrenda de Noé, en la cual reconoció el Espíritu del Señor Jesucristo, aquel que algún día se sacrificaría a sí mismo para quitar la maldición de la tierra y santificar la vida del mundo.” Cristo fue prefigurado delante de Dios, y eso mis hermanos movió al Señor. Dios fue conmovido en su corazón por el Espíritu de Jesucristo que estaba en Noé. Así que en su corazón decidió que la primera respuesta que él daría a la maldad humana no sería con un diluvio, sino con su gracia.
Dios conoce el corazón del hombre, que su intento es el mal desde su juventud. La condición del hombre no ha cambiado, sigue siendo el mismo hombre malvado y pecador. El hombre antes del diluvio y después del diluvio sigue siendo el mismo, sigue buscando el mal. No tiene caso estar destruyéndolo a cada instante, sería estar destruyendo a la creación cada cierta cantidad de tiempo, y eso no va expresar la grandeza de nuestro Dios. Dios ya había maldecido la creación en Génesis 3, el dolor, la aflicción producto del pecado y la tierra infructuosa era suficiente maldición para el ser humano, el Señor ya no volvería a destruir este mundo con agua. Ya no volvería a destruir al hombre, sino que lo trataría con su gracia.
De ahí aquella hermosa doctrina de la Gracia común de Dios, es por su gracia que todas nuestras actividades son realizadas. Es por su gracia que santos e injustos desarrollan sus talentos y capacidades en el mundo de Dios. ES por su gracia que la humanidad ha alcanzado tantos adelantos científicos. Es por su gracia que la política, las artes y los muchas empresas florecen. Si la humanidad crece, se desarrolla y muestra todo su potencial es debido a la gracia maravillosa de nuestro Dios.
De igual forma, el versículo 22 expresa la idea de que el orden y la sucesión propia de las estaciones del año, continuará. El orden que Dios estableció para su mundo no es negado, sino que es confirmado en su corazón. Habrá tiempos de sembrar y cosechar, habrá frío y calor, habrá verano e invierno, día y noche, entre tanto y la tierra permanezca. El único eterno es Dios, la creación está sujeta al tiempo, y es perecedera. Pero podemos descansar seguros en las manos de este buen Dios que nos trata con su Gracia y no con su Ira. Él cada día se muestra a nosotros como el buen Dios que es y nos llama para que le busquemos y seamos hijos suyos que le amen y le honren.
CONCLUSIÓN
El mundo que hoy vivimos es producto de la bondad de Dios. No ha sido por el mucho esfuerzo de los hombres para rescatar a este planeta que seguimos aquí, sino que es debido a la mano providente y misericordiosa de nuestro Dios. Su gracia otorga dones a todos, hace salir el sol sobre justos e injustos, nos da la lluvia, alimento y todas las cosas para que podamos vivir en este mundo. Así, lleno de gracia está nuestro Señor. Y hoy, demanda de ti que te sometas gustoso a sus mandatos. Él pasó por alto todos los pecados en el tiempo pasado, pero hoy manda a todos los hombres y mujeres que se arrepientan, que busquen su rostro a través de Jesucristo, a quien Él señaló resucitándolo de entre los muertos. Y hoy está sentado a la diestra de Dios. Todos y cada uno de nosotros debemos recurrir a él para nuestra Salvación. ¿Ya has encontrado en Cristo la salvación que tanto anhelas? ¿Qué esperas? Cree en Él hoy.
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