Génesis 4: 19-24
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
INTRODUCCIÓN
Una vez que Caín y su generación empiezan a edificar toda su existencia lejos de Dios, se encuentran a sí mismos buscando una guía, una dirección que prometa seguridad y estabilidad para su existencia. La búsqueda de significado estará siempre marcando la agenda humana, una vez que ha rechazado su posición de siervo de Dios, cuidador de su hermano, y mayordomo en la creación. Ahora, aparece este personaje, Lamec, quien se levanta a sí mismo como el origen de una nueva forma de vida. Lamec, es quien personifica aquella frase “el hombre es la medida de todas las cosas”. Es decir, él iba re-definir lo que significa el matrimonio, el trabajo y la vida social lejos de Dios. Él daría, por lo menos eso creía, una nueva Palabra-Ley para dichas estructuras. Por tanto, construiría una nueva cultura, la Cultura de los Hijos de los Hombres.
1. CORROMPE EL MATRIMONIO
Las Escrituras en Génesis nos dicen que el Señor dio a Adán una mujer, Eva. Dios estableció la norma para el matrimonio diciendo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. (Gé. 2:2.). Claramente la Palabra-Ley de Dios para el matrimonio era que este se realizara entre un hombre y una mujer, experimentando un compromiso de fidelidad exclusivo. Es decir, el matrimonio solo es entre un hombre y una mujer; la monogamia es la norma divina. Pero Lamec se rebela contra esta Palabra, y establece la suya propia, diciendo que el matrimonio será entre él y las mujeres que quiera. Esto es la poligamia.
Para Lamec y la humanidad misma la norma de Dios para el matrimonio no es válida. No importa. La han desechado. Y han establecido sus propias normas en oposición a Dios. El tener diversas parejas sexuales para los descendientes de Lamec es solo un medio para demostrar a otros su masculinidad o feminidad. Hoy, entre más parejas sexuales tenga una persona, sea hombre o mujer, mayor valía y autoconocimiento tiene esa persona, ya que él o ella “saben lo que quieren”. Hoy se califica este tipo de relación de sexo casual, y otras tantas perversiones, como pertenecientes a personas maduras, que son honestas y saben lo que quieren.
La realidad es que lo único que consiguen con estas relaciones es denigrar y quitar valía a la otra persona. Veamos el ejemplo de Lamec, sus esposas, Ada y Zila, cuyos nombres significan respectivamente adorno y sombra, nos indican que él las veía como meros objetos de su deseo, cuyo único propósito era proporcionarle placer. No tienen más valor que aquél que su belleza o carácter apacible les pueda dar. Así, aquellos que buscan otras mujeres u otros hombres además de su cónyuge, están viendo tanto a su cónyuge, como a la otra persona o personas, como meros objetos de su deseo sexual, y no como Imagen de Dios a quienes debemos honrar y procurar.
El Matrimonio, tal y como ha sido establecido por Dios es una institución que protege y salvaguarda el derecho de la pareja de ser amado y cuidado por el otro. El matrimonio, no es un sistema de opresión contra la mujer o el varón, en realidad, es el vínculo exclusivo y de por vida creado por Dios para que un hombre y una mujer puedan expresar libremente su sexualidad con la pareja escogida. Por tanto rechazamos como cristianos que deba existir el poliamor, la poligamia, el matrimonio igualitario, el intercambio de parejas, y toda clase de perversiones que atentan contra la bondad creacional del matrimonio.
2. CORROMPE EL TRABAJO
La visión bíblica y cristiana del trabajo proviene de la Palabra que Dios dio al crear al ser humano en Génesis 1:28 “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Donde claramente Dios le está dando al hombre y a la mujer la tarea de desarrollar la creación, y de ejercer dominio sobre los peces, las aves y las bestias, en el mar, los cielos y la tierra. Es decir, todo en la creación estaba puesto bajo la guía y cuidado del ser humano. Es más, en el capítulo 2:15, Dios coloca a Adán en el Huerto con un propósito, “para que lo labrara y lo guardase”. Y en ese mismo capítulo (v.19) Dios está interesado por ver cómo nombraría Adán a los animales. Así que el trabajo es la manera en que el hombre y la mujer sirven a Dios. Todos los actos de la vida laboral deben verse a la luz de que somos siervos de Dios. Y que absolutamente todo lo que hagamos debe ser para su gloria.
Pero los hijos de Lamec son puestos aquí como los padres de la vida cultural, de las artes y de la industria. Pero es de notar, recordemos, que Jabal no fue el primero en criar ganados, fue Abel. La generación de Lamec está construyendo sobre un fundamento que no les corresponde. En su gracia Dios otorga a los hombres muy diversos dones, a todos reparte libremente como el buen Creador. En su gracia decide seguir sosteniendo dichos dones a pesar del mal uso que los hombres hacen de ellos. Estos hombres, Jabal, Jubal, y Tubal-Caín son un símbolo de cómo el hombre edifica su propia carrera profesional, su vida laboral y artística, para su propia gloria y no la de Dios. El propósito del trabajo ya no es dar gloria a Dios, sino a cada uno de los creadores y forjadores de cultura. Ellos tres, con sus tiendas, su música y su industria no buscaban servir al Creador, sino servirse a sí mismos, trascender, ser los originadores de un nuevo comienzo y de una nueva era. Para ellos el trabajo era cuestión de varones, las muejres no tenían nada que hacer en ello. Es de notar que la hermana de Tubal-Caín solo es mencionada por su nombre, Naama, que quiere decir “agradable, encantadora”. En la cultura de los hijos de los hombres la mujer no es considerada alguien capaz de producir cultura, sino solo de ser bella y agradable.
¿Es pecado ser bella o agradable? No mis amados hermanos. En cambio, es algo que Dios ha dado en su creación y que en realidad podemos buscar, pero no como una meta, no como lo que define y regula nuestra vida. La mujer bella y agradable, femenina y amable, es algo bueno, dado por Dios, pero por más bella y agradable que sea, si ella no teme a Jehová, no será alabada (Prov. 30:31). Joven que buscas novia, señorita que buscas novio, no se enfoquen en la belleza del cuerpo o del carácter, sino busquen a una mujer o un hombre que ame a Dios y le honre con toda su vida.
¿Es pecado la música, la industria y la construcción? No mi amado hermano y hermana. Más bien, Dios quiere que el ramo de la construcción sea para su gloria y servicio. Él desea que levantemos edificios que muestren su gloria, y que no sean necesariamente templos. Él desea que trabajemos en la industria fabricando y desarrollando nuevas y mejores herramientas para cumplir así el mandato del Gén. 1:28. Sirviendo y honrando al creador a través de ello. Él desea que la música sea una expresión temporal y estética de su Majestad que dirija nuestros corazones hacia su trono, y no necesariamente a través de cantos eclesiásticos o “alabanzas”. Él está a la expectativa de cómo vamos llenando su mundo con bellos edificios, herramientas útiles y música celestial que refleje su gloria. Él está “viendo” cómo desarrollamos el mundo que Él creó. Así que, al escoger tu carrera, al ejercer tu trabajo, hazlo con este pensamiento: PRO REGE, POR EL REY.
3. CORROMPE A LA SOCIEDAD
Lo siguiente que veremos es un acto de fanfarronería por parte Lamec con sus esposas. Él llama a sus esposas, y empieza a cantar una canción. Esa canción me recuerda, honestamente, las que conocemos como narco-corridos. Ahí, estos hombres presumen su virilidad y valor a través de la violencia. Pero aparecen como los protectores de su familia. Así Lamec, este es el primer narco-corrido, en el que un hombre trata de impresionar a sus mujeres con una demostración de lo que ya ha hecho. Y les dice algo muy sencillo, “He matado a una persona porque se le ocurrió darme un pequeño golpe, no importa si es joven o viejo, si alguien se atreve a tocarme, lo mataré”.
Al inicio del capítulo, Dios había prohibido que se ejerciera venganza sobre Caín (v.15), afirmando que la venganza le pertenece a Dios. Pero Lamec, quita a Dios de la ecuación. En realidad, esta sección de la familia de Caín es muy llamativa, porque no se menciona a Dios, más que para oponerse a sus mandatos. Es como si el hombre expropiara la venganza de manos de Dios. Ahora la venganza es de los hombres, y no se trata del famoso “ojo por ojo” sino de un “si me pegas, te mato; si te me pones en frente, te aplasto; si me miras feo, te saco los ojos”. No es justicia, es crueldad. Y en su delirio de grandeza, Lamec lleva su rebelión contra Dios a un límite insospechado, cita a Dios, para que vean todos que él es más poderoso que el Creador: “Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será”. Él se autoproclama el juez, y el todopoderoso Lamec.
De ahí en adelante esto dará lugar a la terrible situación de violencia generalizada en el capítulo seis de Génesis. La convivencia social está caracterizada por la violencia, el maltrato, las violaciones y las guerras. Nada ajeno a nuestro siglo. Los descendientes de Lamec aún hoy tratan de destruir la cultura del Reino de Dios. Destrozan la convivencia social, olvidando que somos guardas de nuestro hermano, protectores de nuestro prójimo, cuidadores del que está a nuestro lado. Por ello Jesucristo, nuestro Señor, nos dio su Palabra: Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. (Mateo 18:21-22). Nuestro Señor, al contrario de Lamec establece la ley para la convivencia social, el perdón, no la venganza. Rompiendo así el paradigma anti-cristiano que rige mucho de la convivencia social actual. El perdón es el medio de Dios para traer reconciliación consigo mismo, y es el medio que Él ha establecido para traer reconciliación entre los hombres. ¿Lo has practicado? ¿A quién de los presentes no has perdonado? ¡Hazlo ahora hijo de Lamec! Y vuélvete así un Hijo de Dios.
CONCLUSIÓN
Los hijos de los hombres se levantan tratando de corromper los buenos dones de Dios. Los hijos de los hombres están corrompiendo la institución dada por Dios, del matrimonio. Los hijos de los hombres están corrompiendo el trabajo, considerándolo un medio para la obtención de ganancias, más que un medio de servicio a Dios. Los hijos de los hombres están corrompiendo la convivencia social al establecer el derecho del más fuerte como su regla de convivencia. En fin, están corrompiendo los buenos dones de nuestro Dios. Hoy, es necesario que nos levantemos, como la generación de Hijos de Dios, que enarbolan la cruz como su emblema, y luchan con la Palabra de Dios, como su Espada. Necesitamos enfrentar valientemente los embates del enemigo con nuestra Fe, la Fe que vence al mundo. Hermano, hermana, estamos en esta batalla juntos, peleemos PRO REGE, ¡POR EL REY!
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