Ir al contenido principal

EL SURGIMIENTO DE LA CULTURA

Hasta hace unos meses estudiamos los primeros tres capítulos de Génesis, y aprendimos sobre el gran Dios que tenemos, uno tan poderoso que de la nada hace todo lo que existe por su sola Palabra y Espíritu, y que aún hoy sigue gobernando y sosteniendo esta creación por la misma Palabra-Ley que dio origen a todo lo que existe. Entendimos que el ser humano fue creado en relación con Dios para servirle y honrarle, en sujeción a su Palabra Ley, con todo y en todo lo que hace en este mundo. Pero también escuchamos sobre la gran tragedia humana, en la que nos envolvimos por nuestra propia voluntad, al no aceptar el gobierno de Dios sobre nuestras vidas, tratando de emanciparnos creyendo ilusamente que podíamos convertirnos en dioses. Esto únicamente trajo maldición, sufrimiento y al final muerte. Pero Dios no dejó las cosas así, humilló a la serpiente antigua exponiéndola como mentirosa y prometiendo a Adán y Eva, y en ellos a toda la humanidad, que vendría uno que destruiría el poder de la serpiente y abriría el paso hacia el árbol de la vida para poder vivir eternamente con el Todopoderoso Dios. 

Las historias que siguen de aquí en adelante, tienen un significado doble, primero, Jehová Elohim como el que cumple fielmente sus promesas guiando la historia humana en base a su Palabra de Pacto (Gén. 3:15). Y segundo, el ser humano respondiendo al mandato de servir y vivir ante el rostro de Jehová Elohim, en obediencia o desobediencia al Pacto. 

En los versículos 1-2 encontramos una historia muy llamativa, especialmente porque nos habla de una acción que hasta el momento no había tenido lugar: LA CULTURA. Cuando Adán y Eva son creados se les dio una tarea en Génesis 1:28, debían “Fructificar, Multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgarla”. Estas palabras llevan en sí mismas la tarea y la labor de la humanidad: Servir al Señor a través de un desarrollo fiel de la creación. La Cultura entonces es el cultivo, el desarrollo de todas las actividades humanas en respuesta al mandato original de Génesis 1:28. Antes de la caída dicho desarrollo siempre sería en obediencia, pero ahora debido a la caída, el ser humano desarrolla su mundo y su labor en abierta oposición y rebelión contra el Creador. Pero a la vez, debido a la Redención, debido al Hijo de la Mujer, nuestro Señor Jesucristo, el ser humano también puede responder en sujeción a su Señor. Hoy veremos la primer respuesta que el hombre dio a este mandato creacional. 

1. MATRIMONIO

Cuando el hombre y la mujer fueron creados, Dios les otorgó su Palabra-Ley para el matrimonio: “Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gén. 2:24). Esta Palabra-Ley para el matrimonio se vuelve reguladora y dirige la vida matrimonial de Adán y Eva. Su matrimonio será siempre una respuesta a esa norma que Dios le ha dado al matrimonio, será por esta norma que ese matrimonio vivirá y que será sostenido por nuestro Dios. El hombre y la mujer deben responder en obediencia a este mandamiento: “unirse a su mujer, y ser una sola carne”. Por tanto, en primer lugar Dios establece su Ley para el matrimonio, y solo en respuesta a esta ley el matrimoio comienza a existir. Dicha ley es la fidelidad, según James Olthuis: “el matrimonio es una mutua, permanente, y exclusiva, unión en una carne entre el esposo y la esposa, caracterizada por el compromiso o la fidelidad.”

Adán en el versículo uno de nuestro texto obedece el mandamiento. No impulsado por una fuerza externa a él, sino impulsado por la atracción física, y emocional hacia Eva su mujer. Adán y Eva expresan su sexualidad de manera física y genital, es decir, tuvieron sexo. La palabra utilizada en hebreo, de manera eufemística, es Yadá, y quiere decir, saber, conocer, pero también es utilizada para hablar de manera velada de las relaciones sexuales. Adán y Eva confirman su matrimonio a través de la relación sexual, lo que le da a Adán y a Eva la nueva característica de “una sola carne”. Ambos experimentan un profundo amor y pasión el uno por el otro, entregándose libremente a la voluntad del otro, para el mayor goce y disfrute de aquél que es el esposo o la esposa. 

Esto debe quedar muy claro, la sexualidad genital y física solo debe ser practicada en el vínculo establecido por Dios del matrimonio, por ello se nos dice “Adán conoció a su mujer”. Este vínculo es muy específico, habla de aquél vínculo en el que se ha prometido fidelidad y compañerismo exclusivo, es decir el matrimonio. Esto implica para los jóvenes y señoritas solteros que deben guardar su virginidad hasta el matrimonio, tampoco es permitido enviar fotografías o videos, ni realizar comentarios lascivos, o insinuar cosas sexuales a modo de “broma”. Si el vínculo entre un hombre y una mujer solo es de noviazgo, amistad, o compañerismo, es reprobable la relación sexual o cualquier trato sexual entre ellos. En el matrimonio, la sexualidad genital y física es permitida entre el esposo y la esposa. Ellos son los depositarios y guardianes respectivos de la sexualidad de su cónyuge, y deben explorarla y disfrutarla para la gloria de Dios. 

Comentando acerca de la palabra Yadá, Esteban Voth dice lo siguiente: “el verbo indica un conocimiento vivencial, personal y relacional, que generalmente implica compromiso. Cuando el texto dice que Adán conoció a Eva, está refiriéndose a una relación sexual que va más allá de un encuentro físico: es un conocimiento que afecta la mente, la emoción y el espíritu de la persona”. Esto quiere decir que cada vez que una pareja casada tiene relaciones sexuales fortalecen el vínculo emocional y espiritual que existe entre ellos, aún más cambian al otro, ya que ambos ya no son dos, sino uno solo. Cuando se unen sexualmente, no se unen solo genitalmente, sino que se unen mental, emocional y espiritualmente, forman un solo ser, y eso mis amados hermanos es un cambio profundo en su mismo ser. De ahí la importancia de mantener la antítesis, la división establecida entre los hijos de Dios y los hijos de la serpiente, casándonos únicamente entre nuestros hermanos en Cristo, aquellos que confiesan y viven ante el rostro de Dios al igual que nosotros. 

2. FAMILIA

Muchos confunden matrimonio con familia, pero el matrimonio ya lo hemos definido en el punto anterior, ahora conoceremos una estructura social nueva, que tiene como base el matrimonio para poder existir, la Familia. El producto de la relación sexual entre Adán y Eva (que no necesariamente fue la primera relación sexual) fue la concepción y el nacimiento de dos hijos. Jará, es la palabra hebrea utilizada para concebir, quedar encinta, embarazada; mientras que Yalad es utilizada para Parir, dar a luz, alumbrar, echar al mundo, tener un hijo. Si ustedes lo notan se nos habla de una sola concepción pero de dos alumbramientos, todo parece indicar que Caín y Abel eran gemelos (Calvino). Pero lo que sobresale es la razón del nombre de Caín (que en relación con el significado que le da Eva, quiere decir “adquirido”, aunque etimológicamente es metal, o lanza) “Por voluntad de Jehová he adquirido varón” (Qaniti Ish et Jehová). Esta frase es muy especial, ya que no se utiliza muy a menudo, en realidad este es el único lugar en que se utiliza; ^lo especial de esta frase es que toda ella es completamente irregular: la palabra Ish no es utilizada comúnmente para hablar de un bebé varón (se utiliza yeled), Qaná se utiliza más comúnmente cuando se habla de comprar o adquirir algo por precio, o para hablar del acto creador de Dios, y la última sección (et Jehová) si se refiere a una acción por parte de Dios, o si más bien es una frase que da a entender que Eva es igual a Dios, que también puede dar vida.^ Esta frase nos da a entender que Dios sigue originando, creando (qaná) vida en un ambiente de muerte, pero con la colaboración de su Imagen en el mundo. Es decir, Dios está creando a partir de lo ya existente, con la colaboración del ser humano. Somos colaboradores de Dios en este desarrollo cultural que realizamos. Y él nos ve como sus socios, como aquellos que han de llevar adelante su obra maestra. De ahí la palabra “pro-creación”. Por ello se utiliza el nombre Jehová, ya que el nacimiento de Caín muestra fidelidad por parte de Dios en su promesa, de que aún en medio del dolor, nacerían hombres y mujeres en este mundo. Juan Calvino comentando al respecto dice lo siguiente: “Además, ella llama al recién nacido un hombre, porque vio la raza humana renovada, a la que ella y su esposo habían arruinado por su propia falla”. 

Después también nace Abel, cuyo nombre significa “vanidad, vano, vacío, transitorio”. Podríamos pensar inmediatamente que el significado de su nombre se debe a que sus padres no apreciaban su nacimiento tanto como lo hicieron con el de Caín, sin embargo, lo más correcto es pensar en este nombre como una reflexión por parte de Eva de que la maldad humana y su consecuente agonía, sigue formando parte de la vida. Porque aunque el gozo llega inmediatamente en el nacimiento, también llega a nosotros las grandes problemáticas que pueden llegar a significar para ese pequeño vivir en este mundo. Calvino comenta: “Eva se propuso en su segundo hijo, un recordatorio a sí misma y a otros, de su propia vanidad, para inducirlos a ejercitarse en la diligente reflexión de sus propias maldades”. 

Así pues, reflexionemos un poco acerca de nuestras maldades y pecados. Porque mis amados hermanos, pueden estar seguros, como dijimos hace un momento, que la concepción y el nacimiento de un pequeño proviene de la voluntad de Dios. Sin embargo, el hombre en su maldad y debido a su pecado busca destruir las grandes obras de nuestro Dios, asesinando, matando y abortando. Lo que en su momento fue una alabanza a Dios por darle un hijo a la mujer, hoy se convierte en un grito de guerra despiadado contra la voluntad de Dios, promoviendo e impulsando el aborto como un medio de planificación familiar. Nuestra sociedad tan inmersa en el placer sexual se encuentra perdida de propósito, y solo busca satisfacerse a sí misma, dando lugar al asesinato, disfrazado de “interrupción del embarazo”. Como cristianos, hijos de Dios, debemos reconocer y defender la vida humana, la familia como un don divino que nos es otorgado para proteger e impulsar. Dejemos a un lado el temor, y hablemos valientemente la Palabra de Dios para la vida familiar. 

¿Por qué la vida familiar? Note la palabra que se usa para hablar de Abel, “su hermano”, en hebreo es “Aj”, esta palabra empieza a ser usada para calificar esta nueva relación existente entre Caín y Abel. No es la de un matrimonio, tampoco es una amistad, es una relación básica y fundamental: la de hermano, la de familia. Y la familia comienza a existir cuando un ser humano es concebido en el vientre de su madre, no solo cuando nace, desde la mera concepción estamos obligados a defender la familia como una institución dada por Dios. 

3. TRABAJO

Ya en un sermón anterior habíamos establecido que el trabajo también es un don divino y está ordenado en el mandato original de Génesis 1:28 de “sojuzgar y señorear”, además de Génesis 2:15 y 3:23 donde específicamente se nos dice que el hombre fue creado para labrar la tierra. El trabajo por tanto no es una consecuencia de la caída, más bien es un don maravilloso de parte del Creador, para realizarse siempre para Su servicio y Su gloria. Cada una de nuestras tareas, actividades y propósitos económicos o laborales, deben ser una expresión voluntaria de nuestro sometimiento a nuestro Rey. 

Caín y Abel también trabajaron. Ambos realizaron actividades muy diferentes entre sí, a pesar de ser gemelos. Caín por su parte fue heredero del trabajo de su padre Adán, se encargó de labrar la tierra. Era agricultor, cultivaba la tierra para poder obtener de ella el alimento que tanto necesitaban. Para la realización de esta labor, Caín tuvo que ver y analizar su entorno, conocer las leyes que regían para el clima, el trato que debía dar a cada planta en particular, las herramientas que era necesario utilizar para un eficiente cultivo de la tierra. Tuvo que aprender los tiempos de siembra y tiempos de cosecha. Tuvo que aprender a guardar de su cosecha parte para volver a sembrar y parte para alimentar a su familia. Caín, labró, cultivó, desarrolló la empresa agrícola junto con su padre Adán. 

Por otro lado Abel se dedicó al pastoreo, de ovejas y cabras (Tson en hebreo). Se nos dice de él que fue pastor de ovejas. Él fue pionero en la realización de esta labor, aprendió acerca de la naturaleza dócil de las ovejas, y de su carácter simple y manejable. Aprendió que tenía que trasquilarlas cada cierto tiempo y que de su lana podía obtener bellas prensas que protegieran del frío. Tuvo que descubrir formas para poder guiar y rescatar a las ovejas cuando se extraviaran, y crear herramientas como el cayado para poder rescatarlas sin arriesgar del todo su vida. 

Cada uno de ellos se involucró gozosamente en el desarrollo de la creación. En la labor que el Rey Todopoderoso Jehová les había encomendado: Labrar y guardar la creación. Así hoy, a nosotros Dios nos demanda que le sirvamos con cada acción de nuestra parte. Para ello profundizamos, estudiamos y nos preparamos, para servir a Jehová con temor, para honrarle en todo lo que hagamos. Mi amado hermano y amigo, Dios demanda de nosotros que descubramos las leyes que Él ha puesto en la creación, y a través de una mentalidad renovada (Rom. 12:1-2) apliquemos fielmente ese conocimiento al campo de estudio, a la labor que realizamos cada día. 

La preparación académica es esencial para poder descubrir los dones creacionales hoy ¿por qué? Porque a través de la preparación académica (yendo a la escuela) nos paramos encima de los hombros de nuestros profesores para poder ver aún mejor que ellos y así desarrollar y ejemplificar mejor la Gloria de Dios en este mundo. Pero no solo eso, también el trabajo, la investigación y la superación profesional es un don divino, a través de lo cual podemos servir y expresar de manera milagrosa y vivencial la Gloria de Dios. ¡Haz tu labor para el Rey!

CONCLUSIÓN

Amado hermano, hoy nos hemos dado cuenta de que estas tres realidades creacionales son parte esencial de nuestro desarrollo cultural. La Cultura es un acto conjunto entre Dios y nosotros. Un mandato de Dios y una respuesta humana. Cada vez que un matrimonio entre un hombre y una mujer concretan su amor a través de la relación sexual, Dios otorga su Bendición. Cada vez que un ser humano es concebido y traído a este mundo Dios otorga su Bendición. Cada vez que el hombre y la mujer realizan su trabajo en sujeción a la Palabra-Ley de Dios para el aspecto en el que se involucran, Dios otorga su bendición. Cuando el hombre y la mujer hace cultura, cuando desarrollan el mundo de Dios, cuando lo llevan hacia adelante hacia la meta del Reino de Dios, ahí, amado hermano, Dios otorga su bendición. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA MEJOR HISTORIA DE TODAS: EL PACTO DE DIOS CON SU PUEBLO.

Nuestro Buen Dios, desde el principio estableció un Pacto con su creación. Por su Palabra poderosa hizo que todo comenzara a existir (Gen 1, Sal.). Esa Palabra es firme hasta el día de hoy, es por esa Palabra que todo lo que existe hoy, sigue existiendo (Juan 1:1-3). Y como una contraparte en el pacto Dios creó al ser humano, varón y hembra, para que fungieran como socios de Dios en el desarrollo de la creación. Les dijo: Fructifiquen y multiplíquense, llenen la tierra y sojúzguenla, señoreen en toda la creación (Genesis 1:28). De esta forma toda la labor del ser humano está incluida dentro del pacto. Desde los actos tan íntimos como las relaciones sexuales y la procreación, pasando por las actividades como la agricultura, la pesca y la ganadería, hasta los desarrollos culturales y tecnológicos del ser humano, todos ellos están englobados en el Pacto del Señor, porque dicho Pacto es el mandato de Dios para la humanidad para que hagan todo para su gloria, prometiendo bendecirles en todo...

NUESTRA VISIÓN DE LA VIDA

  Génesis 43 Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola Una visión de vida no es meramente un propósito por el cu al vivir, una visión de vida establece nuestras prioridades, nos dice cómo interpretar todo lo que sucede a nuestro alrededor, y no solo eso, sino que nos permite vivir y actuar en este mundo. Cuando día a día vivimos de acuerdo a nuestra visión de vida estamos siendo consistentes. Pero hay ocasiones en las que, por una u otra razón, actuamos contrario a lo que decimos ser nuestra visión para vivir. Somos inconsistentes. Eso le ocurre a la gran mayoría de personas, y también a los que creen en Dios. No es extraño encontrar casos de creyentes que a veces dudan de Dios, o incluso quienes, aunque afirman que el matrimonio es para toda la vida, acaban divorciándose a los pocos años. Estamos llenos de inconsistencias, y Dios lo sabe, por eso hoy nos llevará a ver cómo unos santos hombres de la antigüedad aprendieron a vivir de acuerdo la visión de vida que el Señor les había revelad...

BET EL, CASA DE DIOS

  Génesis 28 Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola BET EL CASA DE DIOS Jacob ha salido del hogar paterno, sin criados, sin camellos, sin ninguna clase de protección, ha sido enviado a buscar esposa a la tierra de sus parientes, Harán. Su salida apresurada y sin ninguna provisión demuestra que en su padre aún había cierto enojo. Cuando Abraham envió a buscar esposa para Isaac lo hizo con una grande provisión, pero en el caso de Jacob, Isaac no siguió el mismo ejemplo de su padre. Lo envió vacío, sin nada. Esaú, su hermano mayor, planeaba matarlo, apenas Isaac muriera, vengándose de todas las cosas terribles que le había hecho. La única persona que parecía preocuparse por él, era su madre, quien habría de esperar el resto de su vida por volver a verlo, sin conseguirlo. Parecía que Dios también lo había abandonado, ahora que era expulsado de la tierra de sus padres, a un lugar lejano, porque aunque su padre le había dado la bendición, Jehová no se le había aparecido para confirmar su p...