Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
Hoy Jueves 30 de Mayo se cumplieron 40 días desde la Resurrección del Señor, durante esos días estuvo presentándose ante sus discípulos con pruebas indubitables de que había resucitado. Comió, bebió, interactuó con ellos, incluso permitió que le tocasen. Su gloria se manifestó a ellos durante esos 40 días, pero después de ello los llevó a Betania, al Monte de los Olivos, y ahí les dijo aquellas icónicas palabras: Id por todo el Mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. Les dio una tarea, y ahora Él gloriosamente es elevado por encima de todos los hombres hasta el glorioso Cielo donde mora el Padre y los santos ángeles. Ahí Él es coronado de Gloria y Honor. Y desde ahí infunde aliento y guía a su Iglesia en la Batalla por el Reino. Hoy se celebra el Domingo de la Ascensión, veamos qué cosas tan maravillosas tiene que decirnos la Palabra para fortalecer nuestra fe y animar nuestros corazones.
1. EL SEÑOR ENTRA EN EL CIELO.
Las Escrituras son enfáticas: “El Señor fue recibido arriba en el cielo”. Cristo había venido a cumplir una tarea, una que había sido anunciada desde que el hombre cayó. “la simiente de la mujer le aplastará la cabeza a la serpiente” (Génesis 3:15). Él venía a destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8) y lo logró. Desde el mero comienzo de su vivir en este mundo Él comenzó a destruir las obras del diablo: Herodes, un instrumento de Satanás, no pudo destruir al niño que había nacido (). Sanó ciegos, limpió leprosos, liberó poseídos, alimentó a los hambrientos, dio vida a los muertos, todo ello eran señales de cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él (Hechos 10:38). Los oprimidos por el Diablo, los esclavos del pecado, los que vivían en el reino de las Tinieblas, fueron liberados por Jesucristo. En aquella cruz, sus enemigos fueron completamente desarmados. Todo reclamos legal que ellos pudieran tener sobre el hombre, había sido destruido por Jesucristo, Él pagó la deuda que el hombre había tenido con Dios. La muerte, la paga por el pecado, fue liquidada. El imperio del mal ya no tenía fuerza ni poder sobre los hombres, fue vencido por Cristo. Con su gloriosa resurrección aseguró para nosotros, sus preferidos, la gran y maravillosa vida eterna. Porque así como Él se levantó de entre los muertos, nosotros también seremos vueltos a la vida por su Poder.
Ahora, este Señor victorioso es exaltado. Es elevado por encima de todos los hombres, de todos los seres, de todas las criaturas y recibido en el Cielo. Él vivió una total humillación para poder ganar su guerra, para ganar la victoria. Ahora Él es elevado a una posición de Honor. Es laureado con el premio de la Gloria. De tener su cabeza gacha y en silencio ante Pilato, hoy se yergue victorioso a los más altos cielos. De haber visitado las más profundas partes de la tierra al ser sepultado, hoy se eleva glorioso hacia las más dignas alturas que corresponden a un Señor. Ya no hay otro nombre ante el cual deban inclinarse los hombres. No hay otro al que puedan llamar Señor, porque solamente Él es digno de ser catalogado con ese título. Él fue “recibido arriba en Gloria”.
2. EL SEÑOR SE SIENTA EN EL TRONO.
Pero también dice que “El Señor se sentó a la diestra de Dios”. Entró al Glorioso Cielo, pero en una marcha triunfal y entre los vítores de los ángeles, la mirada orgullosa y digna de su Padre tomó posesión del lugar que le corresponde. Un trono. El Padre, quien es el Gobernante universal de la creación, ha delegado en el Hijo el Gobierno de esta. Es Él quien dirige y guía el destino de todo lo que sucede, pero también es a Él a quien deben someterse todos los hombres. En sus manos está el acontecer diario de cada ser humano. Por su voluntad se suceden el día y la noche. Por su Palabra-Ley es sostenido y dirigido este mundo para su Gloria. Él ha dicho: “Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra” (Mateo 28:18) Con lo que quiso decir que Él es quien tiene toda la Autoridad y quien debe ser reconocido como Señor y Rey en todo lugar. En ese Trono él dirige todo lo que sucede y exige a todos los hombres que se sometan a su designio: “se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (Hebreos 10:12-13). No hay ninguna criatura que no deba confesar que Él es el Señor, ni un solo aspecto de la vida que no deba estar sometido al Señor. Cada parte de la vida, como lo vimos en las predicaciones de Hechos, debe someterse al Señorío de Cristo, ya que a Él “le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” (Daniel 7:14). Este es nuestro Rey. Él, quien está sentado a la diestra de Dios, es quien tiene todo el dominio sobre todos los hombres y mujeres, ángeles y demonios, sobre las instituciones como el matrimonio, la familia, el estado, la iglesia, la empresa, los sindicatos, las organizaciones sociales, y las escuelas, todo le pertenece al Señor.
Él está reinando. Él está gobernando, ejerciendo su Poder y autoridad sobre todas y cada una de sus criaturas. No hay un solo aspecto de la vida que no le pertenezca a Cristo y que Él no reclame, tarde o temprano, como suyo. Solamente Él es Rey. Tú no eres el rey de tu vida, no hay más individualismo para el cristiano. El Estado no es el rey de la vida, en Cristo no hay más autoritarismo. La empresa no es el rey de la vida, en Cristo no hay más esclavitud laboral. La sociedad no es el rey de la vida, en Cristo ya no hay socialismo. La sexualidad no es el rey de la vida, en Cristo la ideología de género no tiene lugar. La tecnología no es el rey de la vida, en Cristo la Tecnocracia se ha acabado. Por ello dice el Apóstol de los Gentiles: “resucitando a Cristo de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” Efesios 1: 20-23
3. EL SEÑOR AYUDA A SU IGLESIA
La Ascensión provocó algo en los discípulos. Empezaron a predicar en todas partes. Sí, geográficamente, comenzaron a predicar en todas las ciudades y países. Pero también ellos comenzaron a predicar en “todas partes”. Esto me hace pensar en que la predicación del Cristo resucitado y ascendido llenó todas las regiones geográficas, sí, pero también todas las regiones sociales, económicas y políticas. Porque como lo expresa nuestro apóstol: “Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.” Hebreos 2:8. Aún no vemos que todas las cosas le sean sujetas a Él, aún vemos personas morir, aún vemos la injusticia suceder en este mundo, a los jueces corruptos recibir sobornos, a los policías impíos ayudar a los narcotraficantes, a los candidatos desvivirse por el poder, y a los ciudadanos llenando la calle Hidalgo o el Colosio y sus alrededores para alabar a hombres y mujeres que no pueden darnos Paz. Porque aún es necesario que todo le sea sujeto.
Por ello Él ayuda a su Iglesia, sí, está sentado en el Trono, pero no está inactivo. Su Reino no es un reino en la teoría solamente, sino que se experimenta cada día por medio de la Palabra que proclamamos en cada lugar donde estamos. Él ayuda a su Iglesia al confirmar con señales maravillosas la Palabra que anunciamos. Él, infunde en nosotros nuevo aliento para que cada día prediquemos sin descanso que Cristo Reina y es Señor de todos los hombres. Él es nuestro defensor, nuestro refugio, nuestro apoyo y nuestra guía. Él no ha dejado sola a su Iglesia, sino que cada día la alimenta, la viste, la cuida y le otorga dones para que pueda realizar su labor para Gloria del Rey. Puedes estar seguro, Él nos ayuda por medio de su Espíritu.
CONCLUSIÓN
Ahí, donde Dios te ha puesto Él demanda que proclames esta gran verdad: Que Cristo hoy está entronizado, sentado como Rey y exige que todos los hombres y mujeres de Cd. Valles se conviertan y obedezcan su Palabra. Debes proclamar en el Estado que Cristo es Rey y demanda que se haga justicia a todos los que sufren por la inseguridad en nuestro País. Debes proclamar en la Empresa y el Sindicato que Cristo es Rey y que ambos, patrón y empleado, son siervos de Dios. Debes proclamar en la Escuela que Cristo es Rey y que tanto el alumno como el maestro deben sujetarse a las normas de Dios para Educación. Y debes proclamar en tu trabajo, en tu familia y tu matrimonio que Cristo es Rey y que el único propósito de toda nuestra existencia es vivir por Él y para Él, porque de Él somos. ¡Gloria sea al Cristo Ascendido y Entronizado!
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