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LAS PALABRAS DEL PODEROSO

GÉNESIS 1: 3-13
INTRODUCCIÓN

Durante el transcurso de estos dos domingos hemos visto a nuestro gran Dios, a ELOHIM, el PODEROSO, obrar de manera tan portentosa que de la nada surge algo, por su sola Voluntad. También hemos visto la labor del Espíritu del Poderoso de dirigir y mover la creación de la carencia de significado a ser llena plenamente de significado y propósito. Porque, como hemos dicho, es por nuestro Dios que todo lo que existe adquiere significado. Hoy veremos un actuar maravilloso, un actuar sin precedentes, porque hasta ahora, este Rey Todopoderoso no ha hablado, no ha emitidos sus decretos divinos, sino que es a partir del versículo tres que comienza a hablar. ¡ESCUCHÉMOSLE!

1. SU PODEROSA PALABRA ESTABLECE EL TIEMPO

El cristiano cuando escucha la frase “Palabra de Dios” comúnmente piensa en el libro que llamamos Las Sagradas Escrituras. Si bien, ellas son efectiva y realmente la Palabra de Dios, ellas no fueron la primera expresión de la Palabra. La primera expresión de la Palabra de Dios la encontramos en Génesis 1:3 y subsiguientes. El vocablo “dijo” en hebreo es אָמַר (se lee Amar) y quiere decir: “Mandar, ordenar, encargar, prescribir, dar instrucciones” (Schöckel). Es decir se refiere todo lo que dice Dios, tiene el carácter de un mandato. El Rey, está imponiendo su voluntad sobre todo lo que existe. Y su mandato es: “Sea la Luz” (Yehí Or). Con esta sola y sencilla frase, Él ejerce su autoridad y por su Poderosa Palabra hace que empiece a existir la Luz. Él observa, presenció el surgimiento de la Luz, algo que antes no existía y lo califica de bueno. Cuando Dios califica algo de bueno significa que está cumpliendo su tarea, que está hecho según el diseño, que cumple el llamado que se le hizo a la existencia. 

Por ello el Señor llama a la luz “Día” (yom) y a las tinieblas, las llama “Noche” (Laila). Y establece que por medio de la sucesión de la noche y del día ha de medirse el tiempo. Dos cosas aprendemos de estas pequeñas frases. Primero que la ley-mandato que el Poderoso Dios ha dado para que exista la Luz, establece también la continua existencia de la misma. Es decir, su Ley sigue sosteniendo a la Creación. No ha quitado su poderosa Palabra, sino que por ella sigue sosteniendo todo lo que existe. Y en segundo lugar, que toda criatura estará enmarcada en el contexto de la sucesión temporal. Es decir, que a diferencia de Dios, la creación no es eterna, sino que la sucesión de la noche y el día han de caracterizarnos. Dios no está sujeto al tiempo, Él está completamente fuera de dicha Ley para la creación, más bien, ha sido Él quien estableció la Ley y por medio de ella esta creación con su característica temporalidad continúa existiendo. Toda actividad humana, animal y la existencia de las criaturas no vivas está englobada en el tiempo. Es nuestra maravillosa característica, somos seres en el tiempo. 

2. SU PODEROSA PALABRA ESTABLECE EL ESPACIO. 

Pero la luz reveló lo que nos describía anteriormente el versículo dos, que el agua estaba cubriendo todo el planeta. Nada podía distinguirse entre el agua y sin embargo el gran potencial de la misma creación estaba ahí, oculto, esperando ser manifestado por la Palabra-Ley de Dios. Esta situación tan peculiar que Dios vio, no podía continuar así, por lo que hizo un acto impresionante: Separó las aguas. Y esa separación la llamó Cielo. Básicamente, Dios estaba estableciendo pro medio de su decreto que existiera la condición para que todo ser pueda dar expresión a su existencia: El Espacio. En nuestra mente no podemos llegar a imaginar un mundo sin cualidad espacial, siempre pensamos en términos de distancia, tamaño y forma. Pero antes de esta separación, no podía distinguirse lo alto de lo bajo, ni lo ancho de lo angosto. Sino que todo estaba revuelto y sin forma. Pero es a partir de esta palabra que empieza existir lo que conocemos como espacio. No me estoy refiriendo aquí al Espacio exterior que sería el vasto universo, más bien se refiere a la cualidad creacional que todo ser tiene, el de ocupar un espacio. 

Sin embargo, precisamente por esa posibilidad creacional el Poderoso trajo a la existencia aquello que llamó Cielos. Y es de notar que estos cielos dividieron las aguas, y se habla de aguas que están debajo de la expansión y que están por encima de la expansión. Nótelo bien. ¿De qué nos está hablando? Nos está hablando de la lluvia. El Cielo que vemos diario es de donde cae la lluvia. Hoy sabemos que por un proceso de evaporación y condensación hay un ciclo que permite las lluvias, sin embargo para el pensador hebreo, él estaba convencido de que el agua estaba arriba de lo que él llamaba cielos. Dios se estaba ajustando a su manera de entender el mundo para que el observador común, la persona que día tras día ve el cielo, pudiese estar seguro de que la lluvia, el cielo y todo lo que en él hay es producto de la Palabra-Ley del Poderoso.

3. SU PODEROSA PALABRA ESTABLECE LA FECUNDIDAD. 

Al siguiente día, Dios hizo una obra nueva también. Antes, en el día segundo, había separado las aguas. Ahora iba a hacer lo contrario, juntar las aguas que estaban debajo de los cielos, en un solo lugar. Y las juntó. E hizo esto con el solo propósito de hacer que del agua surgiera la tierra seca. La frase hebrea exacta sería: “que se vea lo seco”. Cuando lo hizo así, le estableció límites a las aguas para que nunca jamás los traspasaran: Prov. 8:29; Job 38:8-11. Y pareciera que esa tierra está ahí, seca, sin vida. Sin embargo, con su poderosa Palabra dice: “Produzca la tierra hierba verde y arboles con semilla”. Y así fue. 

La tierra seca, sin vida, comenzó a producir, por el mover del Espíritu y en obediencia a la Palabra del Poderoso, hierba verde, flores y frutos con semilla. También comenzaron a surgir árboles y de ellos colgaban frutos y en ellos había semillas para que las plantas siguieran creciendo y multiplicándose. La tierra en su fecundidad fue creada por Dios. Cada uno de los dones que nos da la mal llamada “Madre Tierra” son producto de la bondad y de la poderosa Ley de nuestro Dios. La fecundidad de la tierra, es un don divino, no algo que debe ser adorado. Mucho del ambientalismo quiere hacernos estar agradecidos o incluso pedirle permiso a la creación para poder tomar algo de ella. Otros llegan a afirmar que la “naturaleza” es un ser vivo y que siente, y se comunica con nosotros. Sin embargo, la verdad es que la tierra y sus productos, son creados y sostenidos por la Palabra ley del Poderoso Dios. Es hora de que como cristianos presentemos una lucha contra el ambientalismo que está permeando nuestra sociedad y que deifica a la criatura y quita todo honor y gloria a Dios, el Creador de todas las cosas. 

Una vez más, Dios voltea a ver su creación, ve el producto que consigue y ve que es bueno. Es decir, todo va según lo previsto. Y todo esto está funcionando según el plan.  

CONCLUSIÓN

Pero ¿Cuál es el plan? ¿Por qué el Poderoso pone tanta atención en establecer la sucesión del tiempo, en dar lugar al espacio, y en producir de la tierra tan bellas cosas? Por medio de esa Palabra-Ley que ha dado, por medio de su mandato que vale hasta el día de hoy, toda su creación está siendo preparada, ordenada y acomodada para lo que viene después. Este gran Dios está preparando el escenario de lo que será su más grande obra. Está preparando el escenario para después traer a los actores que han de actuar el rol que se les asignará. Ya ha establecido la sucesión del día y la noche, ha establecido el espacio como cualidad terrenal, y ha establecido alimento y seguridad. Pero ¿Para quién? Eso lo veremos en la próxima predicación, baste por hoy el poder saber y estar admirados de la grandiosa autoridad de nuestro Rey que con su sola Palabra hace que todo exista y continúe existiendo. Y de algo puedes estar seguro, “Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso ley que no será quebrantada.” (Salmo 148: 5-6). Todo este mundo con su muy diversa variedad creacional ha sido dado por nuestro Dios, nuestro Poderoso Dios. 

Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola

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