Génesis 1:26-31
¿Quieres saber cuál es el propósito de tu vida? ¿Quieres saber cuál es la razón por la que la humanidad existe? ¿Por qué tiene sentido levantarte cada mañana e ir a trabajar? ¿Por qué cada día tienes que levantarte a las 5, 6 o 7 am para poder asistir a la Escuela o Universidad? ¿Por qué me tiene Dios aún en la tierra si yo ya no estoy haciendo nada “útil”? ¿Por qué realizamos todo lo que hacemos? Busca la respuesta en la Voluntad de Dios que nos ha sido revelada. Y no me refiero a aquella frase tan usada, que en las almas piadosas realmente es de gran fortaleza, que dice: “Dios sabe por qué hace las cosas”. Si no que me refiero a la Voluntad que Dios mismo nos ha dado a conocer. Date por afortunado, porque este conocimiento no lo tienen los hombres que están lejos del Poderoso, que caminan en su ceguera, viven en su ignorancia, y se alimentan de la nada. Cuando Dios revela su Voluntad, somos hombres y mujeres dichosos y como tales debemos vivir.
1. LE DA UNA TAREA AL SER HUMANO.
Pero entonces, ¿Cuál es la Voluntad de Dios al crear al ser humano? Y ¿por qué es necesario que los humanos se vean como iguales? ¿Por qué Dios les crea en dicha relación? ¿Por qué incluso les hace en la Imagen de Dios? ¿Es acaso que tiene alguna tarea preparada para el hombre? Efectivamente. Dios tiene una tarea preparada para la humanidad, tanto para el hombre como para la mujer. Dios quería que hubiera alguien como Él que hiciera la tarea que aún faltaba en el mundo. Por ello debemos entender que Dios le ha dado al ser humano un privilegio tremendo, el de ser su colaborador en esta tierra.
El Señor Todopoderoso en su Palabra le da al hombre su Bendición (v. 28). Se ha malentendido la palabra bendición, a veces la pensamos como algo que nosotros deseamos o anhelamos. Incluso podemos llegar a pensar que una bendición es algo que nosotros de alguna manera merecemos. La bendición pareciera ser una especie de poder espiritual que recibe el hombre de parte de Dios, sin embargo el testimonio de las Escrituras es muy diferente. Bendición quiere decir estar en el favor de Dios. El hombre y la mujer, la humanidad completa está bajo el favor de Dios. Esto quiere decir que no es por algo que nosotros hagamos que obtenemos los dones, el apoyo y la compañía de Dios, más bien Él nos los da porque le place y gusta. Es decir, Dios nos dio su aprobación y preferencia. Eso mis hermanos es estar en el favor de Dios. Y ese favor lo expresa el Señor dándoles una tarea: la de fructificar y multiplicarse para llenar la tierra sojuzgarla y señorear sobre toda la creación.
El Señor le dice a Adán y a Eva que deben tener muchos hijos. Y eso de tener muchos hijos no se refiere a que todas las parejas deben tener de 10 a 15 hijos, más bien se refiere a que la multiplicación de la humanidad es parte esencial para el cumplimiento de la labor de sojuzgar y señorear toda la creación. Adán y Eva debían tener muchos hijos, el que la humanidad se multiplicara sobre la tierra no era una idea arbitraria o que obedecía a un simple impulso sexual en el ser humano. Más bien, la fructificación y multiplicación de la humanidad tenía un propósito, servir de medio para el señorío.
La enseñanza que dirige la vida de nuestros jóvenes desgraciadamente no es la de las Escrituras, sino la de una cultura secularizante que trata de disminuir el poder de los cristianos en las diferentes áreas de la vida. Dios ordena que su pueblo se multiplique y llene la tierra y no solo eso, también que la sojuzgue. La sociedad dice que debes pensar en cuántos hijos has de tener, y que si no puedes mantenerlos no debes traerlos al mundo, incluso proponen el aborto antes que estar sufriendo para poder sostener a esas criaturas. Sin embargo el mandato escritural es muy claro, fructifica y multiplícate. No mal entiendas, la actitud que muchos de nuestros padres tuvieron con respecto a los hijos que tendrían era un extremo, ellos decían “los que Dios mande” y produjeron hombres y mujeres que no tienen fuerza cultural, es decir, que no aportaron un cambio profundo a su sociedad. Hoy sin embargo, el caso es diferente, las generaciones más jóvenes están siendo negligentes en cumplir con la fructificación y multiplicación y ya no la ven como un medio de señorío. La persona promedio del medio oriente creía que entre más hijos tenía, mayor era la influencia y señorío que podía ejercer sobre el mundo que le rodeaba.
Deberíamos recuperar como cristianos esta visión, dice la Escritura “Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud” (Salmo 127:4). Es decir, los hijos son un instrumento de guerra en el mundo de Dios, son flechas que los padres lanzarán contra los enemigos de Dios. El traer un hijo al mundo es traer primero un guerrero para el Reino y también un ciudadano que construye el Reino. Y algo debe quedar claro, son ciudadanos del Reino, no solo miembros de una iglesia, como tal es responsabilidad de todos los otros ciudadanos del reino impulsar e invitar a estos jóvenes para que sigan adelante en el señorío que Cristo les demanda cumplir.
Así pues, el Poderoso pide que la humanidad crezca, que la humanidad se desarrolle, pero no solo para que haya un grupo inmenso de humanos, más bien, demanda que la humanidad en comunidad se involucre para el dominio, señorío sobre la creación. En primer lugar dice que llenen la tierra y la sojuzguen. La palabra sojuzgar quiere decir en hebreo dominar, poner bajo control. Es decir, el Poderoso está invitándonos a participar con Él, como su Imagen, en la obra de reinar y gobernar la tierra. Él está pidiendo que dominemos la tierra. ¿Cómo se hace esto? Hubo un tiempo en que se creyó que esto se refería a explotar la tierra hasta que no quedara nada en ella, sin embargo la experiencia (por medio de la cual nuestro Dios nos habla muchas veces) nos enseñó que debemos cuidar la creación también. Por lo que entendimos y ahora comprendemos que esta palabra “sojuzgar” debe entenderse como gobierno, cuidado y dirección. El Señor quiere que en nuestros trabajos, en los estudios, en el trabajo de la tierra, en las ingenierías, y en cada cosa que realicemos en esta vida gobernemos este mundo, cuidándolo y dirigiéndolo al propósito que Dios nos llamó a cumplir. Para dominar sobre la creación terrestre hemos de conocer las leyes que Dios les ha impuesto (de las que hablamos en los primeros días de la creación) y que hoy siguen valiendo para ella, y así sujetarnos en nuestros trabajos y en el desarrollo que Dios nos ha dado. El Arquitecto nos ha dado el plano, y nos ha interpretado el plano, nos toca ponerlo en ejecución para que la obra quede hermosamente realizada.
También nos ordena señorear sobre los peces, las aves y las bestias. Es notorio que la palabra señorear, quiere decir literalmente en hebreo “tener dominio, dirigir, mandar.” Una vez más, el Poderoso, nos está invitando (porque estamos bajo su favor, en su bendición, somos sus preferidos) a trabajar con Él como colaboradores en este mundo para hacer que su Gloria se manifieste más y más. Porque así como la creación se sujeta al Creador, así se nos sujetará a nosotros los hombres. Y esto lo hace a través del estudio y el trabajo dedicado y digno. Cada labor que realizamos en este mundo está llena de significado porque Dios nos ha enviado para desarrollar la creación y ponerla a su servicio. Salmo 8.
El Señor, no solo envía al ser humano a realizar una labor sino que también lo alimenta, porque el obrero es digno de su salario. Le da instrucciones de lo que será la alimentación de la creación entera antes del diluvio. Comerán frutas, semillas y plantas con semillas, básicamente le está dando una dieta vegetariana. Estas eran las condiciones en que el hombre fue creado y para ello fue hecho en un principio.
CONCLUSIÓN
Cuando Dios vio su creación después de haber hecho al ser humano supo que todo estaba terminado. Y la expresión que usa la Escritura para hablar de lo que vio Dios es la siguiente: TOV MEOD! Y Tov Meod quiere decir “extremadamente bueno”. Cuando Dios vio lo que hizo, no pudo más que complacerse y alegrarse. Pero aún más, se gozó en su obra. Y es que contemplar lo que hiciste y admirarlo porque está bien hecho, no es ningún pecado. Dios en su autosuficiencia hizo de la nada todo lo que existe. Él por su poderosa Palabra trajo a la existencia un todo ordenado, bello y armonioso que hasta el día de hoy sigue cumpliendo su Palabra. Él, por medio de su Espíritu impuso su ley haciendo que del agua inerte y la tierra seca surgiera vida y hasta el día de hoy la sostiene. Él, por medio su Imagen, el ser humano, guía y sujeta toda la Creación bajo su Voluntad. No podemos más que sentirnos honrados de que nos considere sus favoritos para trabajar codo a codo con su Hijo Jesucristo, nuestro Rey.
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
Comentarios
Publicar un comentario