GÉNESIS 2: 1-3
Fueron, pues, acabados los
cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo
la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo
Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra
que había hecho en la creación.
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola.
TESIS: Dios descansó en el séptimo día, es decir se
sentó en su trono como Rey para gobernar y dirigir su creación, y lo santificó,
lo bendijo para que todos los hombres reposen de sus obras y reconozcan al
Único Rey de la Creación ofreciéndole toda su labor en servicio fiel y amoroso.
La obra que Dios realizó de dar ser y origen a todo lo
que existe a partir de la nada y por su sola Palabra y Espíritu es para
nosotros incomprensible. Y creo que como cristianos, creyentes en el Poderoso
Creador Soberano no podemos hacer otra cosa más que maravillarnos de su gran
poder. Categóricamente se afirma en Génesis 2: 1 que Dios, el Poderoso acabó
los cielos y la tierra y todo el ejército de ellos. El Poderoso Elohim creó su
reino, creó el lugar y las funciones que habrían de ser fundamentales para el
funcionamiento de su Reino (la sucesión del día y la noche, el espacio, la
fertilidad). Y llenó este mundo de funcionarios reales que cumplieran su
función específica (los peces en el mar, las aves en el cielo y las bestias en
la tierra). Y no solo eso sino que también creó al ser humano (hombre y mujer)
para dirigir todo lo que existe en servicio fiel y amoroso a su Rey.
Clemente de Roma, alrededor del 97 d. C. escribió que:
“En efecto, el mismo Artífice y Dueño de
todas las cosas se regocija y complace en sus obras. Pues con su poder soberano
afianzó los cielos y con su inteligencia incomprensible los ordenó. Separó la
tierra del agua que la envolvía y la asentó en el cimiento firme de su propia
voluntad y por su mandato tuvieron ser los animales que sobre ella se mueven.
Al mar y los animales que en el mar viven, después de crearlos, los encerró con
su poder soberano. Finalmente, con sus sacras e intachables manos, plasmó al
hombre, la criatura más excelente y grande por su inteligencia, imprimiéndole
el cuño de su propia imagen.”
Dios ha terminado su obra, ya no hay necesidad de
crear algo nuevo. Su labor creativa ha terminado y ha encontrado deleite en
ella. Su Reino está listo, su dominio no tiene fin, y todos sus súbditos
habitan en este mundo para servicio y deleite de este Gran y Poderoso Rey. Dios
se deleita en su creación porque ésta cumple su voluntad, sujetándose gustosa a
su Ley que sigue sustentándola hasta el día de hoy.
Juan Calvino dice en su sermón sobre Génesis 2 que: “En este lugar, sin embargo, Moisés considera
a Dios como el Artífice, el Arquitecto, el generoso Padre de una familia, que
no ha omitido nada esencial a la perfección de su edificio.” Nuestro Rey, y
Padre Dios, ha terminado la hermosa casa que nos creó, y ahora descansa, ya no
crea algo nuevo, su labor ahora es la de preservar y dirigir su creación.
Él terminó de crear y se nos dice que “reposó en el
séptimo día”. Este reposar del que habla no se refiere a algún descanso por
parte de Dios, como si por todo el Poder que necesitó para crear lo que existe,
hubiera acabado debilitado y necesitara recuperar fuerzas. En cambio, hemos
dicho que este gran Rey ha creado su Reino, su lugar donde Él ha de reinar y
gobernar sobre todo lo que existe. Este Rey Poderoso estuvo involucrado seis días
creando por su sola Palabra y por su Santo Espíritu todo lo que existe, y una
vez terminado no queda más que hacer que sentarse para reinar y gobernar.
Dirigir su obra maestra a través de su Imagen quien en gustoso sometimiento ha
de servirle en amor.
También este acto de reposar es comparado con la idea
de la inauguración de un Templo, donde se invitaba a la divinidad a reposar en
dicho lugar y a hacer morada permanente en dicho templo. Dios está creó su
Reino, el lugar donde ha de ser servido y adorado. “Este día de reposo divino y silencioso es una consumación de todo lo
que ha sucedido anteriormente, porque inaugura la residencia de Dios dentro de
su templo cósmico” (Levenson). Nuestro Dios, está presente en su creación,
como Rey, como Dios, que merece ser adorado y honrado con todo lo que somos.
Precisamente las Escrituras hablan de esta forma
cuando el Todopoderoso Jehová es invitado a hacer morada en el Templo que
construyó Salomón y cómo Dios mismo respondió al Pueblo. “Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder… Este es para siempre el
lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido.” Salmo 132:8 y 14. El Reposo de Dios se refiere a un
Rey que se sienta en su Trono para ver que se cumpla su Voluntad, la Ley del Reino.
Nuestro Rey, nuestro Dios está sentado en su Trono reinando hoy sobre toda su
creación. “Reinó Dios sobre las naciones;
Se sentó Dios sobre su santo trono.” Salmo 47:8
Por ello aunque Dios ha reposado de su obrar creativo,
es decir, aunque ha dejado de crear cosas nuevas, no por eso ha dejado de
obrar. Jesucristo mismo afirma que su Padre, aun en el día de reposo trabaja,
dando a entender con esto que el Señor sigue sosteniendo y dirigiendo su obra
maravillosa
Lo siguiente que nos enseñan las Escrituras es que el
Poderoso Dios santificó y bendijo (baraj en hebreo) el día séptimo. Como hemos
visto la bendición de Dios comúnmente es dada ya sea a los animales o al ser
humano, y tiene el propósito de hacer que haya vida, y esta se multiplique y sea
vasta en toda la tierra. La bendición, como dijimos el domingo anterior es
muestra del favor que Dios hace sobre los seres humanos, sus preferiti. En este
caso el séptimo día, en que descansó el Señor, es el que tiene su favor, porque
en ese día, él vio su obra completa terminada y bella, por ello tiene su favor.
Pero no solo esto, sino que también el Señor vio que el descansar es algo
bueno, algo que debe ser buscado también por el hombre por lo cual él también
bendice el acto mismo de descansar.
Él conoce perfectamente lo que significa trabajar
dedicadamente todo el día para al siguiente volver al mismo trabajo y realizar
todas tus laboriosas actividades. Y definitivamente Él conoce la importancia
del descanso revitalizador y restaurador. ¿Cuántas veces no nos hemos sentido
renovados en nuestras fuerzas después de lo que llamamos “un sueño reparador”?
o ¿cuántas veces no nos hemos gozado en poder levantarnos un poco tarde después
de nuestras muy agitadas tareas semanales? Esto el Señor lo sabe y por eso bendijo
el día de reposo, es decir dijo que el reposo era algo que debía tenerse. Si
Dios mismo descansó ¿por qué tú no habrías de hacerlo? “La conducta de
Dios es entonces una invitación a que adquiramos la perspectiva de Dios y
dejemos de pensar que la vida depende de nuestra actividad histérica. El mundo
está seguro en las manos de Dios, y no se desintegrará simplemente porque
hagamos una pausa.” Esteban Voth.
Pero no solo lo bendijo, también lo santificó.
Santificar (kadash en hebreo) quiere decir apartar, separar, señalar. Y es que
el reposo que tenemos no se refiere únicamente al hecho del cese de toda
actividad. Reposar no es pasar el día indulgentemente haciendo nada. Más bien
Dios el Señor quiere que reposemos de todas nuestras actividades para poder
dedicarnos más fervientemente en todo nuestro ser al Creador de todo lo que
existe. Porque Dios nos ha mandado a servirle con toda nuestra vida y con todos
nuestros actos, laborales, académicos, familiares, sentimentales, sexuales, y
económicos. Cada cosa debe estar sometida a nuestro Dios. Y en el reposo Dios
no quiere que estemos de perezosos, más bien, quiere que descansemos en Él, en
quien encontramos toda nuestra salvación y plenitud. Cada día lo dedicamos a
Dios, y cada día le servimos, pero es en el día domingo en el que dedicamos la
mayor parte del día en una meditación gozosa en la Voluntad de Dios para así
estar preparados para empezar el Lunes con nuevos bríos y con mayor dedicación
y anhelo.
“Esta es, de
hecho, la labor propia de toda la vida, en la cual el ser humano debería
diariamente ejercitarse a sí mismo, en el considerar la infinita bondad,
justicia, poder y sabiduría de Dios, en su suntuoso teatro del cielo y tierra”
Calvino.
CONCLUSIÓN
Quizá has malentendido, Dios sí quiere que descanses,
que reposes de tu labor diaria al igual que Él lo hizo, pero quiere que
descanses en Él y para Él. Incluso en tu descanso, en tu reposo le sirves a Él.
Por ello nos reunimos cada domingo para celebrar justamente sus hechos. Él nos
creó y formó para que en fidelidad y justicia le sirvamos todos los días. Y que
cada día de reposo vengamos ante Él y ofrezcamos todas nuestras labores ante su
Trono. ¿Recuerdas aquél pasaje de Apocalipsis donde los hombres arrojan sus
coronas delante del Rey? (4:10-11) Bueno, la misma actividad realizamos cada
domingo, cada que tú te presentas en el Culto a Adorar al Rey, estás
reconociéndole como Señor no solo de tu vida personal, sino de tus labores y
descansos, de sus sentimientos y emociones, de tus estudios y diversión. Tu
corona, ahí donde Dios te ha puesto para servirle, debes ofrecérsela en amorosa
rendición, y eso mis hermanos lo realizamos cada domingo al presentarnos ante
el Rey en servicio fiel. ¡Ahora ve y díselo a los demás!
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