Génesis 41
Pbro. Raymundo Villanueva Mendiola
INTRODUCCIÓN
José había interpretado los sueños del copero y el
panadero correctamente. Había profetizado que el panadero moriría, mientras que
el copero regresaría a servir al Faraón. Tan seguro estaba de su profecía que
le pidió al copero que cuando le fuera bien se acordara de él para sacarlo de
la cárcel. El capítulo 40 terminó con una frase desalentadora: “el jefe de los
coperos del faraón se olvidó de José por completo y nunca más volvió a pensar
en él”. Ya han pasado dos años, y en esa cárcel se encuentra José, olvidado por
los hombres, pero no por Dios. Él lo recuerda, y él está actuando para
liberarlo y cumplir la profecía que le reveló hace ya 13 años. Para que esto
suceda Dios se revelará de una manera maravillosa a Egipto, para poder liberar
a su siervo, y con esto traer bendición no solo a la tierra de Egipto, sino a
todas las naciones.
Tema: Dios revela lo que hará por medio de su siervo
exaltado, para traer salvación.
1.
La revelación 1-36
Como
dije, han pasado 2 años desde que José fue olvidado por el jefe de los coperos.
Pero Dios no ha olvidado a José. De hecho, este capítulo comienza con la
historia de un sueño que tuvo el faraón. Él estaba junto al río Nilo, que era
la fuente principal de sustento de todo el país, una vez al año se desbordaba
inundando sus orillas, y dejando una gran zona muy fértil, lista para sembrar
todo lo que se necesitaba. “Del río salieron siete vacas hermosas y gordas que
se pararon a comer pasto. Después salieron del río otras siete vacas, feas y
flacas, que se pararon al lado de las otras vacas en la orilla del Nilo.
Entonces las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y sanas.
Luego el faraón se despertó. Después el faraón se volvió a quedar dormido y
tuvo un segundo sueño: había siete espigas de trigo, gordas y buenas, creciendo
en un mismo tallo. Después crecieron siete espigas más, flacas y quemadas por
los vientos del oriente. Luego las espigas flacas se tragaron a las espigas
gordas y llenas. Entonces, el rey se volvió a despertar y se dio cuenta de que
todo había sido un sueño.” (PDT). Ese fue el sueño de faraón, lejos de solo
considerarlo un sueño más, se preocupó tanto que la biblia dice que “estaba
agitado su espíritu”. Es la inquietud que pone el Señor en el corazón de los
hombres, para que no tengan paz, hasta que puedan ver con claridad lo que Él
quiere decirles. Faraón llamó a los magos y sabios de Egipto, para que hicieran
su trabajo e interpretaran su sueño, pero no lo consiguieron. Como ya lo dije,
se creía en aquél entonces que el hombre tenía la capacidad de entender los
misterios de Dios, creían poder desentrañar las cosas ocultas, y hacer que
fueran fáciles de entender para los humanos, sin embargo, toda su ciencia
oculta, todo su conocimiento quedó en evidencia, porque ninguno pudo
interpretar el sueño de faraón. Es en ese momento en que el copero se acordó de
José. Se acercó a faraón y le habló de un “encarcelado, joven hebreo, siervo
del capitán de la guardia”, nota bien la descripción, está hablando de un don
nadie, ese que nosotros conocemos como José. Le dijo que ese don nadie había
interpretado correctamente su sueño y el del panadero con tan solo oírlo. En el
momento el Faraón envió por José, le hicieron vestirse como egipcio, y también
lo raparon conforme a la costumbre egipcia, y así lo trajeron con faraón. El
faraón entonces le dice a José “he oído decir de ti, que oyes sueños para
interpretarlos”. Una vez más, como cualquier pagano, Faraón y toda su corte
están poniendo la confianza en el hombre. El ser humano tiene un corazón muy
necesitado, Agustín de Hipona decía: “Nuestro corazón está inquieto hasta que
encuentra reposo en ti”. Es decir, el corazón del hombre, si no tiene a Dios,
está en constante búsqueda de algo que lo supla, algo a lo que pueda aferrarse
para darle sentido a toda su existencia, un propósito pro el que vivir, una
causa por la cual luchar, algo o alguien a quien entregar nuestros más profundos
anhelos. Pero jamás el corazón estará quieto si no encuentra reposo en Dios.
José lo sabía, por eso le dice a Faraón: “No está en mis manos el poder para
hacerlo, pero Dios puede decirle lo que su sueño significa y darle
tranquilidad.” (v. 16 NTV). Esto se llama humildad, porque José, por más
capacidad de interpretar los sueños que tenga, él no se adjudica a sí mismo tal
capacidad, sino que corrige al hombre más poderoso del mundo, diciéndole que
esto es un don de Dios, y que será Él quien le de tranquilidad al Faraón, es
decir, quien le ayude a encontrar la interpretación de este sueño, sea buena o
mala. Ante todo, y en todo, debemos hacer que los seres humanos volteen a ver a
Dios, no a nosotros mismos. Debemos anunciarles que las muy diversas cosas que
realizamos, son un don de Dios, nos vienen de su mano y están ahí para nuestro
bien. Faraón entonces le cuenta el sueño que nosotros ya conocemos. José
entonces procede a interpretar este sueño, y le enfatiza a Faraón algo muy
importante: (25) “Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer”, (28) “Lo que
Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón”, (32) Y el suceder el sueño a Faraón
dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se
apresura a hacerla”. Esto deja claro que para José lo que Faraón vio era un
presagio divino, la revelación de Dios para salvación de muchos. Dios estaba
revelando lo que sucedería en el futuro. ¿Acaso el futuro ya está escrito
Pastor? Efectivamente mis amados hermanos, todas las cosas que suceden, han
sucedido y sucederán, provienen de la mano de nuestro Dios, él ha ordenado todo
lo que sucede de tal forma que “ni un parajillo cae si no es por la voluntad de
nuestro Dios”. Así también, el bien y el mal, las buenas cosas en la creación y
las calamidades nos vienen de la mano de Dios. Debemos decir como Job 2:10:
“¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” Lo que sucederá
según José es que habrán 7 años de gran abundancia en Egipto, pero serán
sucedidos por 7 años de terrible hambruna, será una escasez cual nunca hubo en
Egipto, que hará que se olviden los años de la abundancia. Esa es la voluntad
de Dios, la revelación divina. Eso significa que hagamos lo que hagamos no
podremos cambiar eso, habrá abundancia y después una terrible escasez. Está
predestinado. Ahí termina el sueño, ahí termina la interpretación, pero este
sueño no es un anuncio fatídico de una muerte inminente. José interpreta su
circunstancia y le hace al faraón un llamado a la acción, porque mi amado
hermano, la revelación de Dios, la revelación de su
plan irrevocable, nos llama a actuar, a vivir, a poner en marcha el propósito
de Dios en esta vida. Así que José le dice a Faraón, “Por lo tanto, el faraón debería encontrar
a un hombre inteligente y sabio, y ponerlo a cargo de toda la tierra de
Egipto. Después el faraón debería nombrar
supervisores de la tierra, a fin de que almacenen una quinta parte de las
cosechas durante los siete años buenos. Haga que ellos
reúnan toda la producción de alimentos en los años buenos que vienen y la lleven
a los graneros del faraón. Almacene bien el grano y vigílelo para que haya
alimento en las ciudades. De esa manera, habrá
suficiente para comer cuando lleguen los siete años de hambre sobre la tierra
de Egipto. De lo contrario, el hambre destruirá la tierra”. José le da una
estrategia completa, basada en la revelación de Dios, de cómo evitar el hambre
en aquellos tiempos. José recibe la revelación divina, y se adapta a ella,
entiende que habrá gran cantidad de alimento durante 7 años, así que insta a
faraón a poner a una persona a cargo de recolectar la quinta parte de todo lo
que se produzca en esos años. Eso no venía en el sueño, eso no era parte de lo
que “Dios le había dicho a José”. Es más, ¿Cómo poner a alguien a cargo de una
actividad que aún no se ve? ¿Creería Faraón la revelación de Dios? Un punto
importante en el ejercicio de nuestros oficios, sean cuales sean, es que
debemos ser entendidos de la voluntad de Dios. Dios no envió esta revelación
para condenar a Egipto, sino para salvarlo, para que no murieran, así el Señor
tiene misericordia de ese país. La predestinación no es
un pretexto para la inacción, más bien, debe ser un impulso para dedicarnos con
mayor deseo y pasión a lo que el Señor nos ha encomendado. ¿Habrá hambre dentro
de 7 años? Preparémonos, hagamos lo necesario para aminorar el golpe. La
predestinación es un llamado a la acción. Sabemos que solo los elegidos serán
salvos, pues entonces prediquemos con más pasión. Sabemos que los pobres
siempre estarán con nosotros, pues busquemos por nuestras obras aminorar su
condición de pobreza. Sabemos que todo lo que hagamos prosperará, si es de
acuerdo a la ley de Dios, pues entonces esforcémonos por hacer la voluntad del
Señor.
2.
El siervo exaltado 37-52
Al faraón le agradó el llamado a la acción por parte
de José "¿Acaso encontraremos a alguien como este hombre, tan claramente
lleno del espíritu de Dios? Así que el faraón dijo a José: Como Dios te ha
revelado el significado de los sueños a ti, es obvio que no hay nadie más sabio
e inteligente que tú. Quedarás a cargo de mi palacio, y toda mi gente recibirá órdenes
de ti. Solo yo, sentado en mi trono, tendré un rango superior al tuyo”. Faraón
reconoce 2 cosas trascendentales, primero que el Espíritu de Dios está en José
y lo llena de tal forma que su inteligencia y sabiduría son notables. En
segundo lugar adjudica todo este asunto a Dios. “Dios te ha revelado el
significado a ti”, a nadie más. Tú eres el señalado por Dios para traernos el
alivio en medio de esta calamidad. Faraón reconoce que José es sabio e
inteligente debido a la revelación de Dios y su Espíritu. Esto hermanos es
necesario que penetre profundamente en nuestros corazones: La sabiduría no es
ser una persona muy preparada académicamente, la sabiduría es entender la voluntad
de Dios y vivir en conformidad a ella. Esto es un don del Espíritu Santo.
¿Podemos conocer la voluntad de Dios? Solo aquello que nos ha revelado, como en
el sueño a José, solo que a nosotros nos ha dado una revelación más completa.
Conocemos la voluntad de Dios cuando entendemos la revelación de la creación a
la luz de la dirección que las Escrituras nos han dado, sometiéndonos al
Señorío de Cristo, así el Espíritu Santo nos instruirá en sabiduría e
inteligencia. Faraón comprendió que José era sabio en la administración de los
recursos, era un buen economista, sabía crear estrategias para la solución de
conflictos financieros que se avecinaban, por ello Faraón toma una decisión
importante, lo hace su primer ministro, aquel que gobernaría el país en su
lugar. Comienza dándole autoridad sobre su palacio, toda la gente de faraón
recibiría órdenes de José. Su nombramiento entonces es extendido a toda la
nación de Egipto, “He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto”. “Entonces
Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo
vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo
hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la
rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.” Este es un cambio muy
importante, ¿no te parece? El hermano despreciado, vendido como esclavo,
acusado de violador, encerrado en una cárcel, en total 13 años de vivir como
siervo, ahora, él era elevado a una posición de gloria insuperable entre los
egipcios. Tanto dolor, tanto sufrimiento, por fin ahora tenía su recompensa,
por fin encontraba alivio en una tierra que le había tratado tan mal. Aquella
tierra que antes le consideraba un esclavo violador, hoy doblaba la rodilla en
muestra de respeto al señor de Egipto. Le pusieron un nombre nuevo, haciéndolo
egipcio completamente Zafnat-Panea que quiere decir: Dios vive y oye. Una
confesión de fe interesante, porque el Dios de José es un Dios vivo, que
constantemente obra a favor de aquellos que le temen, pero también es un Dios
que oye, un Dios que está atento al clamor de los necesitados, para actuar y
defenderlos. Después el Faraón lo casó con Asenat, hija de Potifera, el
sacerdote pagano de On, al norte del Cairo actual. Con esto, la posición de
José como un funcionario real egipcio quedaba consolidada. Fue en ese tiempo
que comenzaron los 7 años de abundancia, dice la Escritura que “Recogió José
trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no
tenía número.” Podríamos pensar que José había abandonado su fe, pero esto no
fue así, y todo parece indicar que Asenat también siguió la fe de José, porque
un año antes de que comenzara el hambre, tuvieron sus dos hijos, y los nombres
que les pusieron fueron una confesión de fe. El primero se llamó Manasés, que
quiere decir “el que hace olvidar” porque José dijo: Dios me ha hecho olvidar
toda la aflicción en la casa de mi padre. Al segundo lo llamó Efraín, que
quiere decir “fructífero”, porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra
de mi aflicción. Que maravillosa situación es saber que Dios en medio de la
aflicción nos puede hacer fructificar. Nuestros tiempos nos deben hacer pensar
en ello. A pesar de la pandemia, a pesar de las aflicciones que vivimos como
sociedad, bebés siguen naciendo, hombres y mujeres siguen amándose, y los
matrimonios se siguen celebrando, porque el Señor nos hace fructificar en medio
de la aflicción.
Además de esto, me gustaría dirigir tu atención a algo
muy importante, que a propósito pasé por alto, y es a que esta historia no solo
nos habla de la exaltación de José, apunta a algo más grande que José, a
nuestro Señor Jesucristo y su exaltación en los altos cielos. Porque como del
sufrimiento José pasó a estar en el trono de faraón, nuestro Señor Jesucristo
pasó del sepulcro a la gloria eterna del Padre, y se sentó a su diestra, para
gobernar toda la creación (filipenses 2:5-11): “Cristo Jesús, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo
sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo
de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre.” Mis amados hermanos, nuestro Señor Jesucristo ahora está sentado
en el trono de Dios, él quien sufrió terribles injusticias por parte de las
autoridades romanas, quien fue despreciado y abofeteado por su propio pueblo,
él quien murió en una cruz llevando todos nuestros pecados, aquél que padeció
los horrores del infierno, él hoy está sentado a la diestra de Dios, y exige,
demanda que todos doblen su rodilla ante él y lo confiesen como su Señor. ¿Has
doblado tu rodilla ante el Señor?
3.
La salvación para todos 53-57
Pasaron los 7 años de abundancia, e inmediatamente comenzó
la escasez, la tierra ya no producía como antes, el nilo no se desbordaba anualmente,
lo que hacía que las cosechas fueran escasas. Todos los egipcios fueron a
Faraón y pidieron pan, pero él les envió con José para que hicieran todo lo que
él les dijera. Y así fue. En todos los otros países alrededor que se vieron
afectados por la sequía no había pan, pero en Egipto sí. Miren lo que nos dicen
las Escrituras (v. 56-57): “Y el hambre estaba por toda la extensión del país.
Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque
había crecido el hambre en la tierra de Egipto. Y de toda la tierra
venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido
el hambre.” Aquí mis amados hermanos la promesa hecha a Abraham, en tu simiente
serán benditas todas las naciones de la tierra, se comienza a cumplir. Pero
esta bendición solo será plena en Jesucristo, el elegido del Señor.
Con este pasaje quiero
puntualizar dos cosas, primero que el oficio de todo creyente en Cristo es
traer paz a la creación. Nosotros estamos llamados por Dios para traer
reconciliación, para que las muchas aflicciones de este mundo sean aminoradas. 2
Corintios 5:18-19) “Y todo esto proviene de Dios, quien nos
reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó
a nosotros la palabra de la reconciliación”. La misma creación necesita ser
liberada de la esclavitud a la libertad gloriosa de los hijos de Dios, y
nosotros somos llamados a eso (romanos 8:20-23). Debemos traer la buena nueva
de la redención no solo a los corazones de los hombres, también a las
diferentes estructuras sociales, como la familia, la empresa, el matrimonio, el
gobierno, y la escuela. Nada debe estar lejos de la reconciliación que Cristo
nos ha ganado.
Lo segundo que me gustaría
enfatizar es la bondad de Dios hacia nosotros los seres humanos. Mira cuán
bondadoso es el Señor porque la razón de exaltar a José fue para librar a toda
la nación egipcia y a muchas otras naciones a su alrededor, de morir de hambre.
José fue señalado por Dios para traer salvación. Bueno, de la misma manera
nuestro Señor, aquél que está sentado a la diestra del trono de Dios nos
prodiga todas sus bondades. “Hace salir el sol sobre justos e injustos” (Mateo
5:45). El hace que la tierra produzca el heno para las bestias, y la hierba que
utiliza el hombre en su trabajo. También hace que tengamos pan y el vino que
alegra nuestros corazones (Salmo 104:14-15). En los momentos de incertidumbre,
que en realidad son muchos en nuestra vida podemos escuchar las palabras de
nuestro Señor Jesucristo (Mateo 6:25-34)
“Por eso les digo que no se preocupen por la
vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para
vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni
guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son
ustedes para él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus
preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? »¿Y por qué preocuparse
por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su
ropa; sin embargo, ni Salomón con toda
su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan
maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego,
tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? »Así que
no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué
ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero
su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por
encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que
necesiten. »Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana
traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes
por hoy.”
CONCLUSIÓN
José fue elevado a la posición más alta en Egipto para
traer salvación a la tierra que le había afligido tanto. De la misma manera
nuestro Señor Jesucristo fue exaltado a los altos cielos y se sentó a la
diestra del Padre para gobernar sobre el universo y ordenar todas las cosas de
acuerdo a su voluntad y el bien de su iglesia. Hoy podemos escuchar su llamado
constante: Arrepiéntete y cree en el evangelio, ¿Cuál es el evangelio? Es la
buena noticia de que por medio de Jesucristo podemos tener el perdón de nuestros
pecados, él murió para que tú y yo podamos ser perdonados, y volvió a vivir al
tercer día para que podamos vivir una nueva vida. Solo aquellos que creen en la
obra que realizó a nuestro favor, lo reconocen como su Señor y Dios. El hecho
de que Cristo reina nos da confianza en que todo está bajo su control y
cuidado, y a la vez, nos impulsa a buscar el Reino de Cristo como lo principal
en nuestras vidas. Mis hermanos y amigos, hay una pandemia, hay muertes a cada
instante, los asesinatos están aumentando día tras día, y las naciones se
vuelven más violentas cada día, pareciera que Cristo ya no está en su trono
¿verdad? Pero permíteme un momento. Déjame revisar: SÍ CRISTO ESTÁ EN SU TRONO,
Hechos 7:56 dice: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que
está a la diestra de Dios”. ¡Cristo Reina mis amados hermanos! Podemos
descansar tranquilos.
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